¡El hombre! ¡el hombre! inagotable tema
del mismo ser que esa palabra indica.
Del misterioso general sistema,
que se llama creación y nadie explica...
Átomo pasajero.
Tan exiguo en su forma y tan osado
en sus aspiraciones, cual si oriundo
fuera de un centro por el bien colmado,
y no de las angustias de este mundo.
¡Ay!... ¡Yo también en perennal insomnio,
Desde que la razón con su tridente
líneas profundas esculpió en mi frente,
en él me ocupo; sin saber yo mismo
si esperándome está cumbre o abismo!
¿Qué soy?... ¿Qué soy?....
¿De donde yo he llegado a la verdad?
¿Qué fue?... ¿Qué fue mi infancia?
¿Dónde está el corazón iluminado
por la dulce ilusión de adolescente
que del candor alienta la fragancia
y puebla de querubes nuestra mente?
- Todo eso ya pasó. De vez en cuando
entre sueños, se muestra en la memoria
algún idilio de pasada historia; Y de la sed
de ciencia devorante repósase mi pecho comprimido
por la sierpe implacable de la duda.
Librarme de ésta, en vano he pretendido
de mi padre a la losa interrogando
¿”Porqué la losa permanece muda”?...
La realidad terrible vuelve pronto
a disipar la efímera ventura,
gritándome que siga en esta oscura marcha.
como al través de inmenso ponto
la nave que perdió su derrotero
porque el imán seguro que la guiaba
rompiolo el ala de aquilón severo
en tanto que el piloto dormitaba.
¡Ah! La misión del hombre es un arcano,
que mientras más se estudia, más se esconde.
El telescopio la investiga en vano,
pues a él jamás la inmensidad responde.
Lo pequeño también se hace infinito,
y ante la luz que su inspección pretende,
así cual los estragos de un delito,
más y más su implacable zona extiende.
¡Oh Newton! Fue profunda tu alegría
que de los astros rige el movimiento
y también los mantiene en armonía;
mas, el limo que envuelve cada mundo
no lograste saber de dó es oriundo.
Viste el rayo solar que la penumbra
de las tinieblas refrescando alumbra
después que portador de incendio ha sido,
sin poder escrutar cómo ha nacido;
ni supiste porqué desaparecen
algunas de las fúlgidas estrellas
que esas mismas tinieblas esclarecen…
¡Ay!... ¡Sin dejar de su existencia huellas!.
Acumular suposiciones puede
Con su insaciable ardor la ciencia humana:
“La verdad soberana”, impasible al esfuerzo, retrocede
y se conserva siempre a una distancia,
tenaz... Inexorable, del pensador que poseerla ansía
cual de la antorcha la inasible sombra.
Y el misterio insondable por más que se le llame,
no se nombra.
Mas, ¿Qué alcanzar podremos de las cosas
que existen, de nosotros apartadas…
Sí… Luchas tormentosas en nuestra vida interna
concentradas; no logramos saber de qué provienen,
a dó conducen ni qué son en suma?...
¡Oh!... No hay aquí más tenebrosa bruma
que la que vela la visión humana
del propio ser… La noche y la mañana.
El rayo, Franklin disputó a Vulcano;
Morse después lo convirtió en palabra
que los montes domina y el océano;
con su pico invencible el ingeniero
el granito del cenis raudo labra;
mas, ¿Quién logró del corazón el brío
conducir por seguro derrotero,
ni dar a su latir precisa nota,
cual la que el arpa de sus cuerdas brota?
-Más fácil es encadenar un río
que someter a cauce meditado
de cada ser el implacable hado.
Se lanza el héroe a desigual combate
y extiéndese la fama de Platea;
que allí a la fuerza sin conciencia abate
fulgente espada que templó la idea.
El mármol compendió la egregia gloria
Del que ganó para la ilustre Atenas
tan fecunda victoria, que la salvó
de oprobio y de cadenas.
Mas ese esfuerzo varonil no pudo,
como ni Maratón, ni Salamina,
salvar al griego del destino rudo
ante el cual su cerviz después inclina,
del Partenón los restos contemplando,
y con el polvo de esa inmensa ruina
de su degradación la hiel pensando.
Tus infames tiranos
¡Oh Roma! ¿son los frutos
de aquellos atributos
que narran a los tiempos tus anales,
tus senado – consultos, que no tinta
sino seco buril sin color pinta,
tus pórticos triunfales
y tus altas columnas de granito,
dó está el milagro de tu Loba escrito?...
¿Es grandeza o quebranto
el purpurino manto
que ya no representa sangre dada
en combate por patria y por derecho?
El águila grandiosa desplegada
no mira más el sol y está en acecho;
sus alas no son signo de bandera,
sino eclipse de virtud y gloria,
y al posarse un instante en la cimera
del centurión, encuentra que es escoria
su casco que antes, fino bronce fuera.
Cada cual obedece; no a su deber,
Sino al capricho infando de Tiberio,
Nerón y Caracalla,
ante el cual Roma entera palidece
de vergüenza o angustia suspirando.
Tan honda es la caída,
fatal o merecida, que basta del sicario
una palabra para que quien la oyó
sus venas abra.
Así, Séneca expira
sin que se apague de Nerón la ira.
César al menos ilustró tu imperio,
¡Oh tribu de gigantes!
A quien la decadencia, en su misterio,
Le plugo hacer asilo de bacantes,
de grotescos histriones, de lloronas
que sus lágrimas cambian por denarios,
de livianas matronas,
de insolentes sicarios
cuya audacia feroz más y más crece.
-En esta triste edad, el circo ofrece
La escena indecifrada
del gladiador que aclama a su verdugo,
en vez de redimirse de su yugo
contra él blandiendo la suicida espada.
¡Oh España!... ¡Tú, del moro victoriosa,
bien borraste el baldón del Guadalete,
tras lucha prolongada y tormentosa!
Tú detienes mi pluma; pues los siglos
un volumen inmenso necesitan
para contar las cosas que se agitan
a su pasar: Deidades y vestiglos.,
santas ideas, crímenes, dolores,
negras tinieblas, fúlgidos albores…
Después de esas centurias de combates,
en que nunca desmayas,
y en que al dominador intruso abates,
buscas venir a estas remotas playas
por medio de Colón- tres veces santo,
por su ciencia, su unción y su quebranto-para el misterio descifrar profundo
de la virgen del mundo,
que encuentras reclinada
bajo la sombra de gentil palmera,
y de innúmeras flores coronada
por la mano de eterna primavera.
También hallas aquél horrido bello
de que Horacio nos habla en los volcanes-,
dignos de competir con los titanes
que su trágico cráter escalaron:
Fulgores de su cumbre incandescente
de tu pendón las orlas alumbraron,
haciéndolo en tu honor lábaro ardiente.
Por desgracia encontraste también oro,
que nobles corazones
perturbó con la sed de la codicia;
y de tus héroes en las fuertes manos,
en tristes ocasiones,
la balanza osciló de la justicia.
Algún tiempo después tu grande armada,
por recios temporales sacudida,
si bien, no fue por su rival vencida,
quedó en el océano sepultada.
Al fin tú descendiste
de la cumbre, que oculta siempre abismo:
El cetro que a los pueblos se imponía,
lo calcinó en su hoguera el fanatismo,
y empezaron tus fastos de agonía.
El hombre… Es pasajera golondrina
que del mundo al través, ciego camina:
Plebe y Señores, súbditos y reyes,
todos se rigen por las mismas leyes;
y son como secretos eslabones
de una sola cadena indefinida
que el sabio llama por instinto… “Vida”.
A veces se le escuchan vibraciones,
cual de una cuerda por el viento herida:
Es acaso la voz de una plegaria
para algún alto objeto necesaria,
o un canto melodioso de alegría,
¡ay!... que más luego, quien lo exhala expía.
Tal vez cuando nos alce hasta su seno,
Dios, que todos lo sentimos,
Sabremos lo que somos aquí abajo…
si hay oculta salud en el veneno,
reparador reposo en el trabajo;
y verán sorprendidas nuestras almas
que el ciprés, es injerto de las palmas;
verán por qué sucumbe la inocencia,
a veces, ante el crimen despiadado…
Así como: ¿Porqué la providencia
Víboras y panteras ha creado?...
Verán también, de un sueño a la manera,
divagar en el mundo lo que al hombre
halaga, contradice o desespera…
en su delirio de adquirir un nombre;
verán… Verán en su inmortal consuelo,
que, cuanto aquí se agita es como un velo
que oculta lo insondable.
Del verbo superior… Un breve modo
átomo apenas de un inmenso todo,
a los ojos del hombre impenetrable.
Rafael Núñez
- Autor: shoss (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de enero de 2012 a las 11:34
- Comentario del autor sobre el poema: Rafael Núñez... Una estrella que brillo en nuestro mundo y nos dejó un legado de su sabiduría. Stephen William Hawking no existía todavia en estos ámbitos de historia e investigación... Aunque ahora tampoco, nada se haya comprobado; las ánsias de poder, obligan el humano a conocer, saber y escudriñar cada día el misterio de la vida; nos llena de egoismo, nos ha vuelto indolentes, tanto que permitimos se pisotee la dignidad de esta vida. Todo por lograr descifrar el misterio del ser. Con todo mi respeto; Les quiero dedicar este poema de este señor Doctor "Don Rafael Núñez", a todos los poetas de este foro como un regalo de año nuevo 2012. Un fuerte abrazo...
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 207
- Usuarios favoritos de este poema: Marellia
Comentarios2
*El hombre… Es pasajera golondrina...
Cuantos nos damos cuenta de esta verdad ??
Se busca , se vaga y naufraga tras tantas cosas vanas perdiendo lo esencial que es LA VIDA...
Muy buen año mi querido y gracias por esta reflexión que acompañada de tan bella música, es mi primer lectura de este 2012
GRACIAS
FELIZ AñO
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