Estiércol, más estiércol sobre las sábanas, pero iré a la noche justo al doblar la cuadra.
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Nuestros cuerpos se inmortaliza: el mío contra la pared con las piernas al aire alrededor de tus caderas, el tuyo frente al mío penetrándome.
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No se nos están permitidos los moteles, ni los parques, ni los asientos traseros de los automóviles. Solo la pared de nuestra cuadra.
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Solo tenemos un callejón sucio y desolado inmerso en la oscuridad. Y la certeza de que el Amor nos era infiel y que nunca nos fue correspondido.
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Nos vimos esa tarde en la calle, tú de la mano de ella, yo de la mano de él. Sonreíamos: una expresión que nos era ajena que le ofrendábamos solo a ellos.
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Y ahí estaba nuestra pared esperándonos, la única verdad de nuestra historia a la que fuimos fieles.
Nadie tuvo mi sangre ni nadie, tu signo.
Ambos conjugándose.
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Nuestro amor era una pared.
Comentarios3
El amor es hermoso por sucio que sea el ambiente que se respira.
Nadie tuvo mi sangre ni nadie, tu signo.
Nadie,nadie,nadie...
Precioso.
Una pared tal vez es un arena de playa, es sólo el lugar marcado para el encuentro amoroso de la infidelidad... es tal vez una portal, un zaguán... pero el amor no está allí, allí está la aventura y el riesgo, la sonrisa cómplice...
Micro relato de nuevo, veloz, como el encuentro de en una pared, colgada en una caderas, una sonrisa y un despues...
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