LUISA... TU Y TUS AMORES
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¡ Ay Luisa ¡ Tu y tus amores lejanos inconclusos...
Se te fue diluyendo la vida entre los sueños y el ahora halla tu pisada algo difusa.
Si tu boca hubiera cerrado tanto como tus párpados titilantes
la soledad no seria hoy tu compañera
Te fuiste sumergiendo de tu artera roja sangre al pálido azul de tu vivienda deshabitada.
Alambrada mujer de púas,
cercaste tus emociones con la sombra recostada en tu lado del olvido
Que hermosa estabas luisa en tu vestido preñado de acuarelas y tizne tinto,
ancha como las muñecas sangrantes de tanto llorar olvidos.
Tus senos parecían de plata y tu boca de cobres,
ahora paseas la oscura ribera marchita con labios vírgenes de besos
y aromas volando con ojos de águila y panorama abierto.
La sed de ave desierta te nubló las pupilas en un oasis colmado de ofertas,
tu exigencia de tributo te legó un paso de melancolía y tus ojos soñadores con el hilo bordado de la cuna infecunda destejió su lana de madriguera.
¡ Ah luisa, como deambulaban erguidos
tus senos turgentes como una primavera independiente ¡
Cuando tu carne provocaba suspiros y producía sudores,
andaba tu pecho levitante de escarapela floreciendo el verde rebosante,
ladeaban tus caderas las aristas del viento que se hacia brisa a tus costados
y más de una pisada tuya provocaba un suspiro, las hojas silbaban un rock de los 70,
la acera lasciva se agachaba bajo tu falda
y hasta los secos árboles apilaban sus hormonas.
Era imposible despertar sin recordarte y dormirse sin amarte
Luisa, ¿ donde quedaron tus retratos amarillos colgados?
Cuando los modernos semáforos ya no te guiñan y el rojo aparece como signo de letarguía, en que espacio repta tu figura y huella de anaconda y tu corona emperatriz resbalando tu pelo escaso cercano al blanco,
tus muslos y nalgas frescas acumuladas ya en ocaso.
La quirúrgica piel se estiró tanto que quedó vacía de recuerdos.
Para ver una luna necesitas una foto y tus veredas de azules se fueron al gris apagado.
¡ Ah luisa ¡ cómo se te fueron los dulces zumbando entre los panales de abejas macho...
con tanto uso de lupa minúscula y requisitos.
Si enumeras los amores te darán ecuación de toneladas.
Pero si cuentas los rencores.
No-Luisa.
No hay numero para tus rencores.
Ni espacio en tus manos de espanto y pecas,
el tamiz del tiempo ha ido goteando tan lento sus derivados
que te dejó sin productos ni resultados.
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LA AVENA y LA HOJARASCA
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Después de los golpes y el terremoto,
los huesos rotos en sacudida,
fue el desgarro de tendones en la frontera
de la Pampa nuestra. La Pampa arrasada, y
el sur desolado donde la espina salvaje del civilizado
chorreó la gota roja de los ríos arteros,
donde el Rankul se bañaba.
El viento olvidó el soplo ante la capucha y
el antifaz de la blanca rosa goteó su secreto de lágrima.
Antes de la soberbia llegó el ojo mísero,
se partió el cuello al cisne envilecido
en la cobriza mano guerrera del Patagón.
Subió del océano el tesoro de la codicia pirata.
Del reino idólatra poderoso se abrió la hoz y la guadaña.
De tanto exprimir el suero, el llanto asfixiado
consumió su pólvora en el lago del desahogo.
Se fracturó la cultura Tehuelche,
el ojo ávido del Guaraní se secó.
La tierra se cegó de pluma y de hierba
El Ona se hundió en el abismo de la ciénaga
con su inmenso pié descalzo.
Del sembrado del Quechua quedó solo rastrojo.
la mazamorra se hizo con agua turbia y
el chipá sabia a sal de mar muerto.
El caballo del Wichi fue codicia del pillaje,
el azotado desierto inundado de silencio.
De la escalera norteña del Toba quedó solo un peldaño.
Entre la cordillera y el mar,
el cóndor andino se congeló de humedad.
¡ No se pudo hacer nada ¡
Cuándo la flecha del destino -vestido de blanco-
armó su arpón de punta, clavando la sangre del lenguaje,
el idioma se anegó en el barro teñido de rojos glóbulos..
La ancha vena del corazón sacudió en temblor,
la sesera explotó repartiendo desparramadas neuronas.
En el desierto llameante de Roca y su campaña
se quemó la raíz del árbol nonato
por la imperial orden del ferrocarril.
la salvaje hermosura indígena se quedó sin ojotas, y
del camino ritual del indio caminando sobre las brasas
sólo quedó la ceniza del ascua apagada.
Cuando vi la hojarasca,
no como osamenta inútil del árbol despojado.
Si no como fuego de una pira,
una hoguera que encendió el cubículo de mis ojos.
la ancha vena de la ira se estremeció...
Entre las cruces del hombre elegí la de la memoria,
para que el trueno y el agua no la borren del planeta.
Puse al fuego a la soberbia
- no al soberbio-
Arrojó pestilentes pesares ocultos
bajo la piedra de los dolores humanos
y la tierra de los osarios
donde se revuelcan los gemidos no escuchados
del hombre dormido y en vela,
bajo la gleba de la tierra, desde el tiempo de antaño.
de la época del fuego con la piedra,
donde anduvo el venado tierno
con los ojos dorados del trigo,
y la sombra del prado como testigo de la historia.
En el estambre verde, entre la hoja de la avena.
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- Autor: RICARDO ALVAREZ ( Offline)
- Publicado: 9 de enero de 2012 a las 21:50
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 441
Comentarios1
Upsssssssss, no quisiera nadie estar en la piel de Luisa, pero me parece un dèja vu!, preguntale a "nuestra Vero" si no le hace acordar a alguien...
Y de Avena y...., me maravillé, estos versos, espectaculares:
"Antes de la soberbia llegó el ojo mísero,
se partió el cuello al cisne envilecido
en la cobriza mano guerrera del Patagón.
Subió del océano el tesoro de la codicia pirata.
Del reino idólatra poderoso se abrió la hoz y la guadaña.
De tanto exprimir el suero, el llanto asfixiado
consumió su pólvora en el lago del desahogo."
Excelente Ricardito, como es tu talento y nuestra adicción a leerte.
Un abrazazo inmenso.
gracias Su.un enorme abrazo. en verdad no se quien es Luisa.besos. ricardo
Luisa es de esos personajes que el autor hace que sean reales, y vos lográs esto con creces en tu pluma.
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