Natalia

…porque en las altas horas más dignas de mi vida amé y di nombre a la bella luz que me abraza y me guía…TAN SOLO PRINCESA.
Después de meses hoy me abrazo, otra vez y eternamente, al poeta que antes fui. Esta es la sombra que se aleja y de mis manos ha soltado el cajón  que me sostenía, pero he visto el dolor en mis ojos…sí, claro que sentí dolor… yo era un ángel y alguien (una vez y en algún sitio) me alejo del cielo para darme dolor, muerte, abismo y destierro… y en el último instante de mi vida alguien detuvo la bala que iba directo a impactar contra mis alas.
He llamado princesa a esa mujer porque ha gobernado cada espacio de mi cuerpo, dominó mis pensamientos y hasta fue capaz de manejar uno a uno mis sentidos.
Pero estoy triste sin embargo… escribo desde el más terrible y profundo dolor que poseo…muerte y abismo que cubren mis almohadas.
Me he enamorado y soy el niño que ha convertido.
Estos son mis ojos… la risa de lo profundo, el mar y los planetas. Estoy aquí, a oscuras escribiendo como antes… y sin embargo la soledad golpea una y otra vez todo lo que siento y busco encontrar en mí.
Ella es princesa, la religión por el cual hoy profeso… y en cada instante de mi vida, mi vida se llena de ella.
He vuelto a escribir en lo más triste de esta noche, ella duerme y mientras yo, yo comparto el mismo dolor que ella posee…
La amo señor, ya no coincido con mis sueños… este amor y este dolor me han dado enemistad con mi cama y con mi alcoba… acaso ¿alguien puede dormir mientras de noche llueve?
Pues aquí estoy, envenenando mi cuerpo con este cigarro  porque ya no logro concentrarme en nada… bendito el vino que se posa sobre mi vaso, pues hoy he visto mi cuerpo envuelto en túnicas blancas mientras acariciaba mi rostro.
… y es de noche y todos duermen menos yo… entonces soy invisible, un cuerpo inexistente e irreal que solo ella siente y toca.
Nuevamente oigo el silencio… pero algo me dice que ella sigue a mi lado.
Hasta aquí llego… estoy cansado, siento sueño y mi almohada se entristece por no sentirme cerca.
En las horas más dignas de mi vida… la amo con todo lo que depende de mí para que exista el cielo.