Hay una delgada pero firme distancia, entre lo vivido y lo que vives hoy,
Esa imperceptible línea de tiempo, que no puedes ver, pero que esta allí.
Quizás tú no lo notes, pero tu espejo en el que te miras cada mañana, lo ha examinado, mientras te peinas, mientras finges ser otro…
Tienes heridas que se han cicatrizado a puro pulso en los campos de batalla,
Heridas que han desflorado por fuera, pero dentro de ti son como de ayer,
Si las tocase, sangrarían sin pausa, dolería hasta el alma.
Tu llanto no menguaría, aunque te hablare de epopeyas, aunque endulzara tu sonrisa. Seguirías abstraído en tu ardor, pero más que eso yo quisiera oír la voz
De tu dolor clamar a viva voz: sutúrame!, oh Dios! Sutúrame.
Necesito que quites tu ceño fruncido, esa mirada de dureza que no me permite acercar, que claves tú pesada carga a mis pies,
En esa línea infinita donde tú me encontrarás, no hay temores, ni frustraciones,
No hay engaños, yo quiero sanarte en todas tus heridas, una a una
Desde tu alma, hasta pasar por tu corazón, y después salir hasta tu rostro,
No dejare nada sin alivio, desmenuzare una a una cada raíz de la amargura
Aunque tu espejo vea la herida, tú sabrás que ya no hay sufrimiento,
Y cuando las toques, sentirás la huella de un pasado que marco tu corazón,
Pero tu mirada sonreirá al ver el fiel reflejo de aquel que verdaderamente
En sacrificio extremo suturó tu aflicción.
- Autor: Bero Luna (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de enero de 2012 a las 13:40
- Comentario del autor sobre el poema: En este poema claramente quiero resaltar la vida que obtenemos cuando confiamos en aquel que nos amo y nos ama con amor eterno, pues así con esas heridas me encontraba un día, y así hay muchas personas afligidas hoy.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 16
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