Escupe tu valentía
despiertame con tezontle en baba,
embarra mi vientre, Popocatépetl.
Dedícame tu coraje y resguarda a los poblanos
que no son la culpa de este silencio en nieve.
Sé que no has podido dormir porque en mí siempre piensas viva
con mi menstruación en la boca que bebías, cuando nos quisimos.
Cuánto te duele, Popocatépetl, amor mío, decir tu garra desde dentro
y no sacarla tan fácil, por tu altura.
Eres una derrota amorosa
¿Recuerdas a mi padre prometiéndote mi beso a causa de una herida al enemigo oaxaqueño?
¿Recuerdas mi muerte, cuando dejé de ulular al cielo de México definitivamente?
Ahora estás plantado, enojado, rabioso
Popocatépetl, cólera sin lava.
Anúlate para que estemos de nuevo juntos
fundemos una nueva cuenca
con mi cabello, como vena de tierra,
como es Amecameca;
con tu boca, como hueco que mude.
Ya duérmete, amor mío, Popocatépetl,
te he esperado once mil años callada
sepultada de mí misma.
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Autor:
Eduardo Urueta (Seudónimo) ( Offline)
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Publicado:
19 de enero de 2012 a las 01:33
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas:
2586
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Precioso poema Eduardo,basado en la leyenda y enmarcado con la maravillosa postal de la entrada a la ciudad otrora más grande del mundo,la dibujas con maestría en las metáforas que es una pintura hermosa tu poema.Saludos.
Muchas grcias Santiago. Siempre me ha gustado la leyenda, siempre he estado enamorado de los volcanes. Un honor que te haya gustado.
UN BELLO Y HERMOSO CANTO A LA BESTIA DORMIDA EN SU LLANTO.
FORMIDABLE POEMA AMIGO EDUARDO ES UN PLACER.
SALUDOS
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