Erase una vez,
quizas 2, quizas3,
una bella princesa
que todas las mañanas
cuando el sol muestra al fin su mágico color,
todos los mediodías cuando el sol
esta en su punto más alto,
las tardes cuando su rojo adios
apaga el ocaso,
y las noches cuando la luna y las estrellas
lo reemplazan sin reclamo siquiera
adornando el oscurecido cielo,
se asoma a su ventana
llorando tristemente,
esperando que el viento alivie su dolor pero
no recibe respuesta alguna.
Pobre princesita
que dolorosa es tu soledad,
reclamas todas las noches
tu corona desoladora,
anhelas todas las tardes
que el sol siga siendo tu compañía
y todas las mañanas deseas
que con él venga quien la aleje
de una vez de tu vida.
Solitaria, cautiva de tus pensamientos,
preguntas por qué hasta tu sombra te abandona,
este triste destino te fue entregado
sin que tú fueras avisada,
tal vez asi te prepararías
para afrontar la desaparición
de tu compañia anhelada,
compañia que solo Dios sabe dar, ¿no lo ves?
¡Oh princesa soledad!
como quisiera ser tu compañia,
pero me veo impedida
ya que tu soledad me desborona,
y es tanta, que no alcanza una vida para sentirla,
y ya que soy ahora una princesa sin corona,
deseando tambien que el sol
me deje de llamar
la princesa soledad.
- Autor: El Ángel Solitario (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de enero de 2012 a las 21:11
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 234
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