Techos, todos distintos, techos, calumnia. LA MUERTE DE LA CAMA.

Paranoia

 

 

 

Racconto, racconto, racconto -gritaba la viga-
(Racconto en los párpados: vomitaba el techo cabizbajo por el cielo)

Quebrajo no miraba, se quedaba quieto, con la quietud de ver parir hormigas, sus pestañas acaban el origen de los telares, entre silencios y gritos, pataleaba el polvo, el crujir de la madera se hacía evidente, cerraba sus ojitos, se acurrucaba, se doblaba, torcida quemaba sus ojos, en cenizas su cuerpo tirado, olvidado por la vida, cadáver su boca exhalaba.
Cuerpo de papel, sus manos en tiras aplauden el suelo, tras el aire, oxigeno muerde el silencio.


En la escena, en la tarima, cantan los búhos, cantan con el cascabel en sus pechos, entre onda y onda, aturden los oídos, -sombras se doblan-
la luz acopla las esquinas. Los esquineros se tragan las arañas, allí donde el polvo siempre se duerme, y en sus sábanas se llevan papeles, monedas y algunos insectos esperando ver partir sus ojos.

Un ojo intenta despertar, un ojo se clava en el techo, un ojo manosea los quiebres del cielo, un ojo eyacula visiones, un ojo dibuja la cinta borrosa en el espejo. 

¡Un ojo! -dijo don Silencio. Doña soledad dijo: Una palabra y un párpado muriendo en una mueca adolorida.

Las arañas rieron, contemplando la muerte de la señora cama, otra vez muere aplastada, un ojo es la evidencia del asesinato de la cama, un ojo es el arma, por donde ese ramaje incrusto sus espinas, y la espada furtiva de un callejón encendió la mecha inocente -la espalda-
y otra más tocando el saxofón con sus muñecas, otra dijo, otra, otra acoplo con su boca Antonia, otra se inserto Luis, otra cayeron entre reojo de las sábanas sudadas, húmedas cantan con las arañas, húmedas acaban de matar a la cama, se escucha un gemido, un crujir; la cama grita, ya no se escucha, ya no se siente el aire.
La sequedad se hace evidente, se tuercen los cuerpos, se doblan, se unen, un grito, ¡No! es un quejido, no es la cama- 


Es Antonia, gime, aúlla, grita, esboza, aturde al techo, es Antonia, ruge e sacude sus trenzas, es Antonia acoplando un sonido grave, agudo y luego desvaneciéndose en el tiempo. Es Antonia gimiendo la muerte de la cama...

 

 

Luis...


 

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