Le escribo al mar,
Aquel mar de reflejos y azul profundo,
A ese mar, donde se baña Roció en noche de San Juan,
Con cantos seduciendo al vagabundo.
Le escribo a sus olas,
Aquellas que forman caballos galopantes,
Que rompen caóticas en blanda arena,
y se devuelven para volver más tenaz y gigantes.
Entomecinado desperté en los Bagres,
Atrás mío el risco del cementerio cueva,
Sede la tierra en invierno abajo los ataúdes,
Mientras que la marea sube, los envuelve y se los lleva.
Ahí van los hijos de Tomé susurran los pescadores,
Desde sus lanchas ellos los ven pasar,
Nacidos con un pie en la tierra y el otro en la mar,
Flotando va entre la corriente de esta bahía,
Se pierde hacia mar adentro, se van contentos,
La madre de Tomé se lleva de nuevo otra cría.
En el paseo del muelle del regreso,
Muelle que atrae a la lancha del progreso,
Incansable corazón del hombre vestido en redes,
Cuando lo veo descargar los peces,
Es cuando veo la alegría de mi gente.
Inponente mar de Tomé,
Mar de la galaxia de Tomé,
Mi alma desnuda ante ti en las noches,
Me vio implorándote que te llevaras la pena,
Y tu tan tranquila con cada recogida,
Me librabas del peso de la vida.
- Autor: pascal ( Offline)
- Publicado: 30 de enero de 2012 a las 21:30
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 84
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