A veces, en el ascensor,
sólo somos dos extraños:
dos absurdos,como la humanidad que sube y baja.
Azotados por un huracán de negaciones,
contemplamos el reloj,
para evitar nuestras miradas.
A veces; bajo la dicha del árbol en la plaza,
quiero contarte mi vida, mi infancia y lo que quiero…
pero volteo y te miro callada y ausente
y entiendo que estás fuera de mi ser y de mi tiempo.
Pero justo en ese instante te volteas
con la alegría de tus grandes ojos negros…
como un relámpago imprevisto en cielo calmo
sonríes apenada y nada puedo hacer
cuando me dices :«¡Perdón!»
por no haberme escuchado.
Como una ola vas y vienes, no te cansas,
de llegar a mis arenas y volverte…
Comentarios2
"Pero justo en ese instante te volteas
con la alegría de tus grandes ojos negros…
como un relámpago imprevisto en cielo calmo
sonríes apenada y nada puedo hacer
cuando me dices :«¡Perdón!»
por no haberme escuchado." Poeta Herlam,amigo,lindas letras de amor que salen del corazón,inspiradas por una hermosa mujer con unos ojos negros inmensos llenos de mucha alegría. Excelente Domingo y que Dios ilumine tu camino.
A veces; bajo la dicha del árbol en la plaza,
quiero contarte mi vida, mi infancia y lo que quiero…
pero volteo y te miro callada y ausente
y entiendo que estás fuera de mi ser y de mi tiempo.
Como una ola vas y vienes, no te cansas,
de llegar a mis arenas y volverte…
Hay me encantó el poema!
Bello y me quedó la incognita y volverte...
a ver...
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