A las dos dela madrugada,
andando por la casa,
escuchando las campanas,
que marca la hora en la iglesia,
miro por las persianas,
el árbol casi marchito,
el frio de la madrugada,
la melancolía acogida en el pecho,
Las calles en blanco,
y así mi mente también nieva,
nieva el fulgor de su voz, y mi nombre,
Caen suaves en mi mente,
y el hielo se quiebra,
Como indelicadeza del impíreo,
dioses oscuros tras el deslice de la luz,
y el olimpo no parece ser mas que tristeza,
Escondida tras la esperanza del paraíso,
Esta noche naranja y oscura,
Que titila con las estrellas escarlatas,
En mi se plasma la agonía de ver la luna posada,
Tan brillante y sola, pues el sol se escapa,
Mi corazón para, y mi mete se quema,
Así como el coche que pasa he imagino que ella se baja,
el camino a las nubes parece atascado,
cada vez que recuerdo su cara y mis libros,
O, fragmentos diminutos del que yo era,
donde estoy, quien me desvela,
Mas que el futuro de este país en quiebra,
Niña, niña que de nombre de virgen me acompañas,
Y en mi siembras sonrisas que rápido se marchan,
Pero regresan cada vez que me asomo por esta ventana,
Es invierno, pero hace mas frio fingir,
Que el cuerpo desnudo en el viento no tiembla,
Rayos impredecibles alumbran,
La mañana se asoma,
Y mi cama aun permanece sola.
- Autor: Sefer (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de febrero de 2012 a las 12:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 76
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