El día que fui oreja
Mi boca no dijo nada
Mi corazón estallaba
Más no emitió una queja
Ese día cayeron las tejas
De una casa bien cimentada
Las puertas se descalabraban
Las ventanas se abrieron perplejas
Y yo hallándome entre rejas
Escuchaba y escuchaba
Mientras la tierra giraba
Mi alma aprendió a ser vieja.
Ese día fui oreja
Y mi boca una aldaba.
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Autor:
Boni (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 9 de marzo de 2012 a las 00:40
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 71
Offline)
Comentarios2
Buena humanización Boni,dedicarse a escuchar para obtener experiencia y darse cuenta de lo que realmente sucede a nuestro alrededor,porque pasamos tres cuartas parates de la vida hablando, por lo tanto no escuchamos las quejas de todos aquellos que pasan por malos momentos, yo un día de estos me convertiré en paciencia para no utilizar ningún otro sentimiento ni sentido, a ver si logro llegar a entender un poco cosas de esta civilización que no comprendo,un gusto leerte muy interesante y profundo.Un abrazo.
Así es mi querida Miriam.Escuchar se me ha hecho una constante por cuanto todo lo que tiene uno que decir ya se expresa con el solo entender a una persona y aceptar como es.
Boni
waoo poeta. un dia siendo orejaaaa, jajajaj. cuanto seria lo que llego hasta ti ciertoooo, pero sabes pocos sabemos escuchar y que bueno que ensayaramos a ser orejas aunque sea por un diaaaa, ajjaajaj.
te saludooo poeta
colombiana
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