La mañana posee el perfume de unos senos blancos.
Es el aroma del mármol desnudo
Mezclado con los olivos del campo.
Te levantas extasiada...sedienta de besos
Se desnuda Afrodita para posar ante tus versos
de sacro contorno. Primero dibujas
cada cabello
que son como rayos de ocasos eternos.
Te embriagas con el aroma de su piel
que gotea un aceite chipriota.
Escribes sobre los labios duros
que se hacen espuma al tacto de tus dedos.
Necesitas tocar. Palpar la masa divina de su figura.
Sostenerse del torso y mirar a través de su valle.
Caer como cascada de su abdomen
Y recorrer las onduladas caderas,
Para cerrar los ojos. Morderse los labios.
Aguantarse las ganas. Lubricar el líbelo.
Y estancarse a dibujar las maravillas de su pubis etereo.
El sol, que es Hefestos celoso, Te levanta
Difuminando los humos del sueño.
Despiertas sedienta... sedienta de besos
Desnuda en tu cama. Desflorada por sus primeros deseos.
- Autor: Jean-Paul Saumon (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de septiembre de 2009 a las 18:44
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema va dedicado a aquella primera poetisa. Amante incanzable del amor. Amor prohibido. Amor libertino. Amor que la libero. Que más erotismo que el de Safo.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 164
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