No me quites la esperanza de verte despierto,
de verte
soñando en la noche estrellada,
con sueños dulces y eternos
montado en tu clarinete,
soplando tu suerte.
No marchites esa flor que me diste aquel invierno,
aún su aroma late en mi pecho,
desde que pude verte.
No te prives de gozar lo que te entregaron
mis manos,
ni dejes de inflar el globo que suspendido navega,
en el cielo de tu adolescencia.
No te detengas,
pero no obstaculices mi paso hacia tu cuarto en sombras,
la luz que recorre tus venas
alcanza y sobra,
para curarte las tristezas
y regalarte las ansias de una vida buena.
No dejes de querer ser libre,
ni trastabilles un instante,
pero permiteme que sorba ese clamor ingrato que te seda,
que te atrasa y te condena
a un futuro incierto lleno de pesares viejos
y nuevas penas.
Aun no es tiempo, hijo,
que vueles tan alto y tan desprolijo,
aún es la hora de la merienda,
que quieras compartirla
es mi deseo.
- Autor: José Memijos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de marzo de 2012 a las 00:37
- Comentario del autor sobre el poema: Cuando el ansia de conocer los origenes llega, no hay barrera que pueda frenar la carrera.
- Categoría: Triste
- Lecturas: 48
- Usuarios favoritos de este poema: Poemas de Pepita Fernández
Comentarios2
Senti como q mi madre me decia esas palabras =)
saludos
hoy 12/03/12 hacen 3 años que participo en este foro y tú fuiste uno de los poetas que me alentó en mi primera publicación,te felicito por el poema de hoy y cómo hiciste tú, te insto a que sigas escribiendo!!!
un abrazo
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