Ausente, pero siempre presente, intentando escribir algo que llamamos poesía.
Creciente agonía del desesperado sediento,
un ser que ve frustrado sus ansias
de saber el porqué de las cosas,
sin comprender cuál razón profunda
lo obliga a perecer,
en la más completa ignorancia.
Luchar día tras año,
oculto el rostro entre las aspas
de un viejo molino abandonado,
porque si este girara de nuevo
comenzaría a saber mucho más,
del derecho que a ti te corresponde,
tozudez abandonada a la desidia
del que encierra las letras,
para que tu no sepas.
Al fin,
un resquicio de luz
ilumina tu vigorosa alma,
el vecino encendió sin saber,
la flama oculta de la comprensión
y comienzas a enterarte de las cosas.
Ahora lo sabes,
vas de su mano acompañándote
en tu lucha intensa y arrolladora,
por el sinuoso camino
que hoy pena,
por un poco de comprensión gratuita,
gracias al don del que hemos sido dotados,
razón para entender,
el doloroso sentido de escuchar.
Se imagina ya perdido en
un pliegue del tiempo,
cuando aún ignoraba
la verdad amarga de toda
esta triste vida,
sentíase el más feliz de los mortales.
Cuantas veces se estrelló
contra el duro viento de
la ignorancia en su derredor,
porque a su saber solo sordos
oídos encontró.
Reservados todos los derechos de autor:
Carlos Dos Santos Daniel
- Autor: Carlos Dos Santos Daniel (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de marzo de 2012 a las 18:00
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 56
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.