Tu camisa vibra tan ceñida
a la luz de mi cuerpo.
Mientras peregrina Dios
transparentando el alba.
Y de pronto se convierte en un ala
en busca del refugio
sediento de mis manos.
¡Quizá su propia luz
sobre mi cuerpo!
Mientras tanto la noche
deambula más frágil que el silencio,
aquí, donde aún los espejos
se resisten a ser solo sombras,
al borde detenido de mis ansias.
Y tu camisa se desvanece,
óyeme amor, que tan fugaz se vuelve
como una flecha
que en el aire vibra,
agorera de luz como tus manos.
Y la sigo y la sigo y la persigo…
Sólo para domarla,
poseerla y besarla
con ese aroma a madera profunda.
Pero ella se esconde a veces
entre mis labios, amarrados a la sed.
¡Ay, déjame, que ya la tengo,
aguerrida de inviernos
que lucha conmigo sobre mí!
Y aquí comienza y aquí termina todo:
Que es todo lo que existe.
Donde tú estás mirándome…
- Autor: Virginia de Albán (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de marzo de 2012 a las 14:32
- Categoría: Erótico
- Lecturas: 108
- Usuarios favoritos de este poema: Marellia
Comentarios2
muy bueno , un placer estar en tu espacio
Mucha gracias....
saludos
Virginia de Albán
Gracias por tener mi poema como favorito
saludos
Virginia de Albán
Me gusta mucho, muy bien hecho tu pensamiento!!! que sigas mucho mas adelante.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.