Me contó un amigo de la luna que aún puede verme,
que me extraña en la distancia, y me sigue amando.
Que en silencio cubre con lágrimas sus ojos celestes.
Que ni a la hora de dormir se toma un descanso.
Me contó que se puede llegar de la mano a la cima,
que hasta el miedo se disfruta abrazado a un abrazo.
Que sí existe la vida eterna en una margarita
y que el dolor puede ser una pluma dentro de un tornado.
Lo escuché con mucha atención mientras me decía
que en la inmensidad del cielo su amor por mí ya no cabe.
Que humedece sus pies recorriendo el mar por la orilla,
que se hamaca sobre las olas hasta muy tarde.
Lo escuché murmurar por lo bajo que vaya a buscarla,
que sobre un colchón de estrellas me está esperando.
Que él sabe muy bien que muero por besarla,
que él sabe que también yo la sigo amando.
Y entre tanto escuchar olvidé mi verdad.
Que estoy ciego y mi corazón no puede sentir.
Que estoy lejos de los abrazos que quiero abrazar.
Que esta noche, una vez más, no podré dormir.
Y aturdido por mis deseos no pude notar
que la luna no tiene amigos, y nunca los tuvo.
Que su único amigo soy yo en realidad.
Que todo esto no es más que mis sueños desnudos.
- Autor: Nicolás Granados (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de marzo de 2012 a las 18:29
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 70
- Usuarios favoritos de este poema: nellycastell
Comentarios1
Somos muchos los que desvestimos los sueños y nos cubrimos el alma con ellos y la luna es la fiel y eterna amante de los poetas y nos hace sentirnos aliados de ella y sabe que soñar cuesta poco, bello tu poema, un gusto exquisito haberte leido un poquito, un abrazo y no dejes de escribir.
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