La soñé mientras dormía,
era ella y era yo.
Se umbilicó mientras pacía
en los pastos del dormido corazón.
La velé mientras nacía,
era estrella y era sol.
Se inmoló mientras vivía
en esteros de inoculación.
La nombré cuando caía
en el cuerpo de la incorporación.
Resucitó mientras yacía
a expensas de la desolación.
La entregué cuando debía,
para que la insuflaran de amor.
Era ella celosía,
él era un picaflor.
La perdí mientras ardía
para convertirse en dios.
Nadie más sabría,
sólo que fue obra de dos.
La recuperé mientras moría
en el instante en que ascendió.
Era inocua, estaba viva,
la mota que se iluminó.
era ella y era yo.
Se umbilicó mientras pacía
en los pastos del dormido corazón.
La velé mientras nacía,
era estrella y era sol.
Se inmoló mientras vivía
en esteros de inoculación.
La nombré cuando caía
en el cuerpo de la incorporación.
Resucitó mientras yacía
a expensas de la desolación.
La entregué cuando debía,
para que la insuflaran de amor.
Era ella celosía,
él era un picaflor.
La perdí mientras ardía
para convertirse en dios.
Nadie más sabría,
sólo que fue obra de dos.
La recuperé mientras moría
en el instante en que ascendió.
Era inocua, estaba viva,
la mota que se iluminó.
- Autor: Isaac Amenemope ( Offline)
- Publicado: 27 de marzo de 2012 a las 13:00
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 57
- Usuarios favoritos de este poema: zarita, Marellia
Comentarios2
Te extrañaba ....aunque leo fragmentos en otra parte, me haces falta...
Un beso infinito cruzando las distancias , en la luz de los sueños ...
Un poema muy tuyo querido Isaac, con la profundidad que siempre demuestra tu poesía.
Un besazo inmenso lleno de sol
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