I
Perdida la costumbre
de empinar ojos a los cielos…
toda oveja descarriada lejos
y rastro de pétalos efímeros
-que a probidad infernal cayeron-
no buscarán en sus fuegos
la erupción purificadora de algún trueno.
… y el mal…
reptando como siempre ¡¡tan avariento!!
II
Perdida la costumbre
de dar a lo intangible
la intensidad de los incendios…
Sí no se acallan de la ira… sus dragones
Sí no se borran del odio… sus tatuajes
Sí no se extrae de la sangre… su vinagre
No yacerá el abusador cerrero
y la fe se amamantará de vientos
… y el mal…
reptando como siempre ¡¡tan avariento!!
III
Perdida la costumbre
de izar monumentos al detrimento…
¡Oh mundo!
Dónde va tu metáfora con tan cansado sentimiento
— ¿Dónde agoniza la fecundidad de tu entendimiento? —
Por qué aún no vislumbras la joya del alma que ungieron
… la que alejará de ti los sufrimientos
… la del infinito afecto
… la del único que aplastará el mal y sus desiertos.
¡Oh mundo!
Que huidizo te revientas
y no te das cuenta que de las guerras
… sólo ÉL acallará las bestias…
Que del sembrío más fértil dejaste secar la cosecha
y tu descendencia sólo cultiva amarga la higuera.
A qué final te llevarán tus sudores enloquecedores
si nos descubriste del más sensato… sus esplendores
y del legado de su sabia elocuencia.. sus bendiciones.
¡… y dejas el mal…
reptar como siempre ¡¡tan avariento!!
© Derechos reservados
Propiedad intelectual Lucero Moscoso
- Autor: Lucero Moscoso (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de abril de 2012 a las 10:29
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 100
- Usuarios favoritos de este poema: [email protected], El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Tienes razón =)
Abrazos amigo. Gracias por tu tiempo.
no hay de q =)
verdaderas palabras yacen en tu `poema amiga excelente reflexión saludos
Un gusto siempre compartir contigo. Un abrazo.
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