No, ya no soy el mismo de entonces
aunque, no hay duda,
que soy el ser que más se le parece.
Se me han muerto muchos pájaros
en mis viajes alrededor de mí mismo
y ahora toco los suelos por falta de alas.
Sigo con el vicio de escribir
pero por mucho que lo intento
no alcanzo a descifrar lo que soy o lo que siento
pero por lo menos me alivia
mi parte molida por los golpes.
Sí, ya sé, dirás que soy de herida fácil,
propenso a la quejumbre,
de pasta melancólica,
pluvial y deprimente,
adicto a las tormentas del invierno
pero aunque eso no sea exactamente cierto,
la verdad es que no conseguí llegar al sol
y eso que sabía lo de Ícaro.
No pasé jamás de los barros de mi tierra,
es más prosigo en el mismo barrio
donde me dejaste
con un intenso aroma a íntimo Hiroshima
el día que te fuiste a buscar un alma nueva.
Todavía mantengo el pelo a duras penas
aunque el color se ha vuelto un tanto ceniciento,
lo mismo que un bosque arrasado
cuando se le extinguen las llamas a su incendio.
Ahora duermo poco y sueño menos,
aunque, a veces me suicido
con balas de amapola o pólvora de pétalos
y luego, sin saber cómo, resucito
en el punto más al norte de la rosa de los vientos.
No aguardo que el amor me eche un cabo,
me conformo con las sobras de otros perros,
pues difícilmente le nacen flores a tu sombra.
Me alegro de que después de tanto tiempo,
todavía cubra el mar azul la costa tus ojos
y que los años no hayan mancillado
tus hermosos labios rojos.
Me consta que eres con certeza muy feliz,
que has anidado en una ciudad de nombre inglés,
que tu marido es un tipo honesto
con la seriedad exacta que necesita tu vida.
Yo jamás he prestado atención a mi futuro
pues siempre he errado en mis pronósticos
como cuando te prometí
un cielo arlequinado con su luz golosinal
o el árbol multiorgásmico del pecado inmortal
y sólo pude darte un milagro quebrado por un rayo.
Ahora que el poema llega a su final
como un tren de palabras a la estación del olvido,
he de confesarte, sin miedo a los juicios,
de que, a veces, cuando me invade
el recuerdo con su lluvia sementera de nostalgia,
le robo algún beso a la breve aparición de tu fantasma.
- Autor: FRANCISCO DE NERVAL (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de abril de 2012 a las 06:35
- Categoría: Amor
- Lecturas: 208
- Usuarios favoritos de este poema: Lissi, Paloma Ausente, zarita
Comentarios6
estupendo!! pleno de metáforas, aunque nostálgico fue agradable leer cada uno de sus versos.
Lissi
Espectacular!!!
Levanta el vuelo amigo poeta y mira que bella e s la vida.....no mates mas pajaritos en tu suelo de tristeza.....
Muy bello tu poema..me he quedado...muy agradada de leerte....
te dejo mis cien palomitas al viento...que te abracen muy fuerte
Bello poema
que bello poema en el que despliegas tus alas a un nuevo amanecer bello sentir espectaculares letras
hermoso poema,..nostálgico y melancólico,....me gustó mucho,...saludos.
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