Sueño de un atardecer

Una tarde, minutos antes del ocaso, me encontré sobre la acera, a un hombre que resaltaba una extraña peculiaridad, pues parecía de carácter rígido, pero en ese momento, postrado por la apatía y la tristeza que dejaban ver sus gestos y sus ademanes. También le noté bastante impaciencia por cruzar la avenida plagada de autos voraces.
Me dí cuenta, y era bastante obvia su voluntad de morir de esa forma, entre ellos. Miraba hacia el cielo como si fuese su más grande anhelo.
Me acerqué rápidamente, pensando que realizaría terrible acción. Lo tomé de hombro y le pregunté:

"¿Por qué usted desea morir esta tarde? ¿Las deudas le ahorcan sus manos y sus bolsillos?"

"-Duermo bajo sábanas de papel, papel que compra cualquier problema y lo cualga sobre la espalda de cualquiera." -Respondió el hombre, muy seguro-

"¿Una enfermedad que quizás le quita la vida y su tiempo con mucho dolor; quiere apresurarla?"

"-Mis heridas suelen cantar preciosas melodías. Mis enfermedades físicas y psicológicas son sólo los quejidos de mis malas y torpes ideas, e incluso, de mis buenas decisiones. Pero nada como un trago de embriaguez que las borre como tiza sobre cristal."

"¿Ha perdido a un ser querido? ¿Un familiar, un amigo, a su amada, o quizás a todos ellos, y ahora trata de alcanzarles en otra vida?"

"-Tuvimos nuestros periodos de dicha en la familia, pero no echo de menos ni le quita siquiera un gramo de afecto a mi vida misma, lo que fue una efímera alegría.
Y para mí, en su defecto, el valor de la amistad equivale a sólo una pequeña gota de mis grandes logros que tragan sus bocas.

"¿A su amada? Seguramente"

"-¿Amada? Oh sí, mi más grande amada: Felicia. Bien podría desvanecer mi alma de esa manera para alcanzarle en otro mundo, pues ella me hacía un descuento cada vez que la luna brillaba más que sus risueños ojos. Decía que mi voz le agradaba mucho, lo cual expresaba muy bien, en esencia, con la textura febril de su cansada piel. Una lástima que sus enfermedades íntimas sí fuesen males que yo no hubiese querido resolver

"¿Tan sólo es usted infeliz?"

"-Soy feliz de todas las formas en las que usted lo es y en las que no lo es. Hasta quisiera poder donar tan sólo una pequeña parte de esta felicidad que me llena el pecho y cada músculo de mi espíritu."

"No puedo entender, sus razones son todo un enigma, más grande que cualquiera de mis ocurrencias. Entonces, dígame, ¿por qué usted desea morir esta tarde?"

"-Porque fue en aquel atardecer mientras dormía, donde dejé de soñar... soñar con ése aroma deslizándose por las calles de mi cuerpo, por las cumbres de ése ensueño en mi mente que callaban los ecos y gritaban el vuelo, sin una caída que esperara su abismo.
Fue en aquel atardecer donde soñé por última vez, el plumaje de mis manos palmeando en paz, el contorno del mar; y el sonido del aquel acorazado ondeando el agua, marcándole el fin de la guerra marina sobre sus palpitantes olas.
Fue en aquel atardecer mientras dormía, donde dejé de soñar con aquel cielo escarchado de Invierno, que me abría su boca y me abrazaba con las nubes debajo de sus labios hasta que el Sol se desnudara y me acariciara la piel, convitiéndola en luz de estralla.
Por eso es que deseo morir esta tarde, como todas las tardes desde hace dos años, donde dejé de soñar... soñar que la muerte es nacer en cada paso, en cada nado y en cada vuelo de mis sueños."