Carta a M:
Yo hubiera sido para ti sustento y apoyo en las máximas penurias que has enfrentado. Yo hubiera sido casa, monte, animal y pobre hombre bueno cuando se azotaba el mundo contra tus rodillas. Muchachita de Dios reinterpretado, sin apóstoles al señero trato del drama existencial de tus lágrimas doloso-felices. Magdalena mundana y pura, siempre pura jamás! Hija de fe; relampagueaba todo recuerdo de tu voz en el cristal somnoliento de mis oídos despiertos. Señora mía, hermana mía, hija mía, madre de un tristísimo futuro inapropiado y cierto. Certero el año, el cielo, el invierno de mi odio a tu desprecio. Yo te quise, a lo lejos entonces, como a las nubes y ahora tú, núbil, no puedes ofrecerme otra cosa que un poco de pena y despecho. Cómo, dime, recuerdo los crueles adioses de ese entonces y me odio mucho, demasiado, me troncho y me salpico; borboteo, ya no me inundo. Culpa, error incólume, lloro, lloro, lloro. Dime hermosa, los rubores que nos causamos, no, no me digas de eso; olvida, olvida, olvida. Dime lo caliente desde tus ojos a la preciosa criatura que dulcemente ha usurpado tus carnes y tu aliento, que bebió, sangre de tu sangre, delicioso néctar primero de tus pechos. Ríe, juega con el sencillísimo ejemplo de lo hermoso que es el mundo. De ese mundo que no es mi mundo y que ha recortado de pocos el tuyo, y destrozado el mío. Pero él no, no, no, precioso. Lo he visto, lo he visto… opacando el caos de los precios del mercado para expresar su capricho. Mío, mío, mío; tuyo, tuyo, tuyo. Dinero, adiós, moneda, ya no ser. Adiós nomío, nomío, nomío; tuyo, tuyo, tuyo. Espero que a partir del intrincado laberinto de sus palabras se te justifique el asfalto, se te aligeren los zapatos y se forjen tus suelas. Y te pido un favor solamente: que cuando tenga más o menos nuestros años me dejes, apartándolo de lo fatídico del error mío camarada, enseñarle las más inhóspitas letras con las que interpretará y hará del caos orden en ese otro escenario; que los protagonistas se besen aunque no hayan aplausos.
Notuyo,
Carlos.
- Autor: Carlo enrique (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de abril de 2012 a las 09:01
- Categoría: Triste
- Lecturas: 91
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
UNA HERMOSA PROSA LITERARIA AMIGO.
SALUDOS.
Muchas gracias hombre, toda lectura y, más aun, todo comentario son un aliciente para escribir el mundo.
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