Aviso que he vuelto después de muchos años ausente.
Dios:
es el poder al que se acude
cuando la fuerza mengua,
es el consuelo requerido
para asumir la pérdida
del ser querido.
Es el nombre que se invoca,
cuando el sustento falta,
o cuando la muerte llega.
Cuando la ciencia
que explica el Universo,
es incapaz de develar
el misterio de la vida.
Cuando el injuriado,
el indefenso, el esclavo,
claman al cielo por justicia,
y libertad, con la esperanza
de recibir lo requerido.
Dios,
sin importar el credo profesado,
es el Ser que nos guarda
la existencia, y dirige el andar
de quien le ama.
De quien le busca y teme,
y remunera a cada cual su paga
conforme a la Justicia, y juzga
justamente sin posibilidad
de corromper su juicio
con el cohecho de la indulgencia
comprada. Y con la misericordia
que requiere la imperfección humana.
Por cuya voluntad
la creación toda aun existe.
Y por cuya sabiduría, todo fue creado
de la nada. Lo demás.
Son demiurgos que la febril
y delirante mente humana
ha elevado a los altares
de la idolatría blasfema.
Vanos intentos de concebir el Cosmos.
Mentiras de los hombres
blandidas con abyectos fines,
que suplantan al verdadero
Dios Altísimo y Eterno.
Al que conoce el corazón
de los hombres, pues que El los hizo
del barro, polvo de estrellas siderales.
El que soplando en la nariz
le otorga vida, y en el momento
que El quiere se la quita.
Quién de los hombres puede
dignamente: tomarle cuentas,
o subyugarle en forma alguna.
Someterlo a un lugar o adoratorio.
A una definición que ajuste.
O a la Teología que se aproxime
a discernir fielmente su esencia,
su eternidad, ni su potencia,
¿De dónde puede decirle el barro
al que lo forma ¿Qué haces?
Ese es Dios,
no la criatura que enseña el religioso,
no la mentira que se enseña en las iglesias.
Al que se empeña en negar el necio
con su ciencia. Ni al que pretende
complacer el quisquilloso, con lisonjas.
O al que pretende sobornar el descastado.
El es mi Dios, y a El adoro.
Y aun si no lo hiciera, El seguiría siendo Dios.
Por sobre todo.
- Autor: Carlos Cabonaro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de abril de 2012 a las 18:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 106
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Hola Carlos Fernando, así se llama mi hermano,. muy bello y profundo poema, ese es mi Dios también.
gusto leerte.
El que soplando en la nariz
le otorga vida, y en el momento
que El quiere se la quita.
Quién de los hombres puede
dignamente: tomarle cuentas,
o subyugarle en forma alguna.
Someterlo a un lugar o adoratorio.
A una definición que ajuste.
O a la Teología que se aproxime
a discernir fielmente su esencia,
su eternidad, ni su potencia,
¿De dónde puede decirle el barro
al que lo forma ¿Qué haces?
Ese es Dios,
BELLO POEMA Y GRATO OFICIO AMIGO
SALUDOS
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