Misiones del vigía
Secar el llanto y encender la hoguera,
cuidar el árbol y acunar el alba,
darle un abrazo a bípedas insignes,
reconocer de un beso la esperanza.
Tal es el rumbo que arde en mi alegría:
venir con todos a ver la mañana
y en las ciudades con su remolino
compartir el sombrero y la manzana,
la música de un ciego, el simple río
que por todas las calles se vuelve agua,
y esperar en la sombra de los buses
la flor del edificio y la cloaca,
la vertical edad del muro herido,
la novedad del libro en la ventana,
y a pedazos robarle al dios el fuego,
ese que en un bolsillo traigo a casa,
que rueda, que relumbra, que repica
como en el corazón una campana.
Así es el porvenir, mis compañeros,
otro nombre de ustedes en la marcha,
y un silbo, un paso firme, un argumento
con que quemar las naves de la nada
y adormecer un hijo en la cintura
del más secreto amor sobre la almohada.
21 04 12
- Autor: Óscar Pérez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de abril de 2012 a las 13:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 117
- Usuarios favoritos de este poema: Alejandrina, El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Me gusto un montón amigo . no te conocía .. saludos de Alejandrina.
BELLO Y HERMOSO POEMA
Saludos desde Santiago, Alejandrina, gracias por tus palabras de aliento. Saludos igualmente, hombre de la rosa, un gusto compartir aquí mi trabajo.-
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.