¿Fueron sequias, oh fueron máximas,
todas mis sombrías soledades,
que venían y volvían?.
Luego de una sabana calma.
Nada ha cambiado en mi rincón costeño.
Ni su silueta apagada.
Ni su sonrisa entonada que mí
oído en discurso sigue rutinario.
En su justo lugar.
Incluso vuestro asiento frente al muelle con arrugas.
Estando bajo una misma sombrilla de cielo blanco,
y mejilla mediterránea de un jazmín descubierto.
No se deslizo.
Ni envejeció mi vista padecida de estrellas.
Ni solté el borde cicatrizado donde
me sientas las tarde fúnebres, de hojas saltadas, de pechos en almeja.
No solté nuestros días llenos de gestos fértiles.
¿No se sí los días serán ellos?
¿Si los días tendrán los mismos rostros?
Pero debo ocuparte en tu mínima ruptura.
Pero debo residir en tu estado, en su justo lugar.
Humberto Velásquez
26-Abril-2012
6:07 p.m.
- Autor: Humberto Velaji (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de abril de 2012 a las 19:44
- Categoría: Amor
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: rafa1
Comentarios2
Muy lindo poema un abrazo y éxitos.
Todo en su justo lugar.
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