Me niego a asomar mi ventana al cielo, ella vislumbra la melancolía del universo, enceguece la vida al romántico, crea idilios que no me pertenecen; tampoco nadie ha de cerrar mis ojos; no voy a descansar de ella.
Dice que las sinfonías de las nubes gritan a cántaros tu nombre, se sacian los luceros nocturnos en mi desolación con su cuchicheo de verdades atroces, de verdades de luz.
Recuerdo la infancia de la Luna, yo la miraba desde lo alto mientras su rostro pálido de niña postraba el pensamiento en los sueños. Así nació, así bajo mi creado brazo de musa que adornaba sus cabellos, así con perfume y algo de alcohol, así con pulseras de terciopelo áurea y diademas color de plata. Así la crié yo; había un estante de madera de acacia, Le hacía leer mis libros para que se ilustrara, pero pobrecilla, la aureola mágica de su vida no le dejaba dominar su cabeza, y a veces era ella profunda, soñaba que besaba la noche. Creo que allí fue donde todo Comenzó: el frío, la noche, el frío, el Sol en el día y...
¿Quién en la noche?
Shalom Ferrin
- Autor: Shalom Ferrin (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de mayo de 2012 a las 23:18
- Comentario del autor sobre el poema: Te quiero tanto princesita lumbrera.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: DAVID FERNANDEZ FIS, joaquin Méndez
Comentarios4
Bella dama,iafa sheli,kol akavot buen poema,neshicot para ti be shalom
Qué extraña maravilla. No hay palabra magnífica que traduzca al lenguaje universal del sublime llamamiento poético más que una manera de gratitud.
Gracias.
Hermoso poema amiga.
Abrazos.
Debe existir entonces la manera de que trascienda la manera de lo hermoso a lo sublime. Prometo encontrarla.
Gracias.
La hermosura en sí…no se ve, o sea, que ella sola no se ve.
La hermosura deben verla los demás, es por eso
Que tu, bella princesa no la ves, porque tú...eres la belleza
Y tu poema, tiene matices de tu hermosura.
un abrazo.
¿Cree que he sentido este último palpitar?
Yo sí lo creo.
Un abrazo receptor.
Tus palpitaciones contagian como contagia tu boca y sus besos, como contagia el roce de tu piel, como contagia tu esencia de mujer.
.
Si los versos fueran cáliz de fuego, ¡Cómo me quemarían!
Si tu boca rozara la mía, como ardería mi cuerpo, ¡En tu dulce infiero!,ese infierno en el que quisiera arder...
¡Eterna mente!
Un abrazo receptor.
¡Cómo arde mi cuerpo!
Y sigue mi dulce infierno.
Desde este momento. Un saludo.
Majestuoso mirar nocturno, seguramente la luna te ha escrito un poema para tus ojos. Muy bella obra, un gusto sentirla.
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