Nubes llegan lentamente
acercándose a mi alma;
son nubes de tormenta,
augurios de desgracia.
Las acompaña un fuerte viento,
silbante, frío y cortante,
rodean mi corazón desierto,
coqueteando con mi sufrimiento.
Comienza una densa lluvia,
gotas cargadas de temores;
llena de penas y de angustias,
empapa mi ser falto de amores.
Ya los relámpagos van cayendo,
resuenan los truenos, sus hermanos,
hiriéndome más a cada embate,
en mí su poder descargando.
Y al final, como siempre,
la tormenta ha finalizado.
Su terror ha terminado,
deja destrucción a tu paso.
Mi alma destruida,
mi corazón destrozado.
¡Oh, portentosa tormenta!
¿Por qué tuviste que haber llegado?
- Autor: Daniel... (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de mayo de 2012 a las 16:27
- Comentario del autor sobre el poema: Una tormenta en el alma, comunmente muy desastrosa, una dificultad, un problema, tan fuerte que te sientes caer, derrumbarte, que crees no poder soportar más, que te crees destrozado, rendido. Pero, al final, después de la tormenta, viene el arco iris. Puede haber dejado grandes destrozos, pero, con fuerza de voluntad y determinación, puede ser superada.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 41
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