Un breve instante

17 Marzo 2009     12:20 a.m.

Que te gusta él, así como te gusta el color café, como te gusta el cielo, como disfrutas dormir y leer un buen libro, acariciar su cubierta, el borde de sus hojas, percibir su aroma, como una taza de delicioso café, como te gustan tantas cosas y mucho más, más allá que eso.

Piensa que es así, que disfrutas de su presencia como la de las cosas mas sutiles en tu vida, esas que son pequeñitas, pero que si se ausentan se vuelven tan grandes.

Piensa que mucho es tuyo, aunque él se aleje con lo que digas, ten confianza en que has ganado, que se han agregado a tu vida muchas cosas a propósito de su presencia: imágenes, letras, melodías, recuerdos, memorias, aromas, fotografías, sonrisas, emociones, sensaciones, latidos del corazón, enseñanzas, y todo eso es tuyo, únicamente tuyo, te pertenece, lo tienes contigo y nadie podrá arrebatártelo.

Piensa que vas a morir, hoy, mañana, al siguiente instante, y que sólo tienes este momento, sólo este minuto para que lo sepa, para que se entere antes de que te vayas...o se vaya él primero.

Cree en eso, que sólo durará una vuelta del reloj, que cuando parpadées ya habrá pasado, o seguirá ahí, pero que sólo tienes eso, que no habrá mañana ni después, que no tienes que buscar un para qué, porque no hay futuro, que sólo deseas que conozca lo que sientes, con ese único objetivo y ningún otro.

Dílo así, sin más, como quien no quiere la cosa, como cualquiera habla del clima: "¡qué hermosas nubes, me gustan tanto como tú!"

Entiendo que el amor nos deja vulnerables, desprotegidos, porque somos como la rosa que muestra sus pétalos, su parte más frágil, más desvalida, pero a la vez la más hermosa y sublime.

No tienes que esperar al final del viaje para confesarte, cuando puedes hacerlo ahora y disfrutar del trayecto a su lado, o puede que no, de cualquier forma ahora van en vagones separados, y nunca sabrás si pueden caminar juntos si no te atreves a pintar tus huellas a su derecha.