Plácidamente complacido,
recostado a tu vera, apaciguo mis entrañas.
Recojo a tu lado la lumbre
prendado, con ganas, me rindo
ante tanta belleza y bondad que ofrece la vida.
Retozo impregnado, por tantas caricias que da
tu pulmón fresado.
Sirve de barandilla y de senda,
tu aletear fantástico, ceñido, tan sólo a ser mariposa.
A tu lado sopeso el vigor del incesante tránsito,
el peso de la luz y el valor de la oscuridad.
Observo minerales y fósiles, despertares y entierros,
sumergido en reflejos de musicales pozos,
tuerzo por laberintos, indago la salida
por complicadas grutas, y angostas, negras cuevas.
Gira y gira mi mente, el pensar es oculista,
que combina los números, símbolos y letras,
con las vueltas artísticas de preciadas vetas.
Admiro el descaro de la vida, sus encantos,
los mágicas y hechizantes formas de la existencia.
Hueles a prado,
a oso y panal,
a baya y miel,
a húmedo musgo
y a bosque de aire.
Eres un soplo,
quitas ahogos,
contigo aprendo;
gracia posees;
tiento y respiro.
Cama es tu compañía (recién hecha)
frescura misma que jamás se ladea.
Tu suavidad se asemeja al tejido de algodón.
Al acudir -como recuerdo-
se mueven tersas sábanas; repletas de sueños.
Gozo pasando las pulcras páginas de tu cuerpo.
Venzo cualquier batalla (rendido a ti)
Agigantas las fuerzas, provees energía,
crezco al flotar contigo, al fundirme cercano,
al perderme encontrando en tus adentros.
Sabes a leyenda;
al pez y a la sal,
a cofre con perla,
a ola de arena,
a castillo y princesa,
a genio y sirena,
a duende y coral.
Me obligas (dejándome estar)
me vuelves reflexivo e incitas a observar;
el curso del río y sus vertientes,
la semilla, la flor, el fruto y la siembra,
el hombre y su cavilar.
A los seres y su productiva infinidad de estadios.
La madurez del llanto emocional
y el sollozo inmaduro por caprichoso.
Procreas junto a la alegría,
desglosas minúsculas frases,
hasta conseguir alcanzar;
el súmmum con la prosa de un te amo.
Frente a la tiranía: me rebelas.
Le increpas firmemente, al individuo
que se aposenta en mi; como lobo solitario.
Cuando se niegan mis manos a brindarse a otra mano.
Cuando, asnos: mis pies, son tercos lacayos,
carentes de empatía ¡reniegan!
ajenos al resto, a los demás,
de la condición siendo paganos.
O bien; monoteístas del yo,
desde la perdición del edén: del egoísmo esclavos.
Reblandeces las rocas,
como agua derrites
con tu espuma las sombras
que causan declive.
Sólo ensoñación eras,
lejana te avistaba.
Y ahora, tangible,
me aproximas el cielo.
La muerte conversa, atiende a razones,
hasta converge tornándose vida,
si al tocarle el habla de tu mirar,
tu voluntad la ama, mientras contesta.
318-omu G.S. (Bcn-2012)
Comentarios1
Se agudizan todos tus sentidos, vista, olfato, tacto, oído, cuando tu amada te envuelve tangible o intangiblemente, y sientes el vibrar de la vida y del Cosmos en su total y máxima frecuencia.
Eso entendí al leer tu poema, el cual es muy rico en metáforas, en vocabulario, y en belleza poética.
Te felicito, querido amigo.
Un fuerte abrazo.
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