XVI
Escucho su temblor.
Resucito por segundos.
El mimo sitio,
el mismo calor.
Quizás fue el amor.
Quizás fue al amor.
El fuego cíclico
puso a sedar mis partes
El fuego…
Quizás fue el amor.
Quizá fue el amor.
Escucho los sonidos del tamiz,
mis contracciones mientras
el viento desfila esquivándome.
Caí al piso ante la luminosidad.
Ella guarda mis recetas
en el respaldar de
las rocas en alta mar.
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Autor:
Carlos Casagemas (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 2 de junio de 2012 a las 08:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 53
Comentarios1
tú también enumeras poemas, o tal vez recuerdos, aunque el número o medida esta dada por una vida escrita en alguna parte o rostro que se recuerda al ver las páginas contraídas en el libro que aún yace abierto, y aún se re lee cuando sé esta en desvelo...
De alguna forma la metáfora es punzante, -pero no de; dolor-
sino punzante en ese fuego que se bifurca, se contrae; y luego se explota,
ante la llevadera forma de moldear la expresión
en rincón con aguardar la constante
de liberar el pensamiento
y luego encerrar la pasión y el placer, aunque sea por ventanas el sentimiento
y sea por acasos
se siente
como sí fuera siempre...
(TEngo un comentario desordenado, pero la sensación es de ser un niño explorando las células que se chocan metáforas y sentir la sensación de una expresión del interior al ver enloquecido algún amor)
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