Camino el largo pasillo
hasta la puerta de mi departamento.
Abro. Enciendo la luz.
Estoy solo esta noche.
Mi familia se ha ido
a trabajar al campo.
Mi esposa y mis dos hijos.
Por amargas discusiones con ellos,
me quedé solo en casa
hasta poder conseguir
un trabajo digno.
Tarda en llegar.
También, con mis años...
Estoy intranquilo con mi conciencia.
Culpable. Voy hacia la heladera
y saco una botella de vino.
Necesito tomarlo.
Para tratar de olvidar ( o remarcar)
lo sucedido esta noche.
Tomo unos tragos.
El alcohol no me hace bien
cuando tomo en exceso.
Me sube la presión.
Miro en la pared una imagen
del JESUS QUE MIRA.
Me arrimo a su rostro y...
" Dios mío, ayudame.
Siempre me acuerdo de vós
cuando te necesito. Lo sé.
Soy un egoísta. Si te visitara
en tu casa celestial más seguido,
sería mejor persona.
Pero sabés que siempre
te quiero, a pesar de mis ausencias.
Mirame Jesús, No dejés de mirarme.
Vós sabés lo que he hecho,
pero igualmente necesito hablarte.
Confesarme ante vós, mi Dios.
Esta noche me acerqué hasta
el negocio de la joyería,
y allí estaba don Horacio,
el custodia policial.
No tenía premeditado
lo que hice, pero lo hice.
Me arrepiento, Señor mío.
Tomé el teléfono que estaba
sobre el escritorio, y enrrollé su cable
en el cuello de este pobre hombre,
mi amigo. Comencé a robar
valiosas joyas, sabiendo que
en el local no había alarmas.
El me abrió la puerta
confiadamente. Siempre lo hacía.
Pero esta noche cometí
la locura del robo y el asesinato.
Perdoname Dios.
Perdoname! Me seguís mirando.
Voy hacia un lado y hacia el otro,
y me seguís mirando.
No dejés de mirarme.
Tu rostro está lleno de amor.
Y yo lleno de vergüenza.
Perdón por lo que hice.
Me he convertido en un asesino.
Seguime mirando. Con esa
tu dulce mirada. Ojos inolvidables
ante los de nosotros, tus fieles.
He pecado. Perdoname, y castigame.
No merezco otra cosa.
Sólo quiero decirte que
estoy arrepentido por mi crimen.
De qué me sirve ahora
la fortuna que tengo.
Me encarcelarán! Y me lo merezco!
Te amo mi Dios. Perdoname.
Nunca dejés de mirarme con esos, tus ojos.
Está sonando el timbre!
" Sí!..."
Dios, me busca la policía.
No dejés de mirarme y acompañarme.
Ya vuelvo."
- Autor: hugo emilio ocanto (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de junio de 2012 a las 10:29
- Comentario del autor sobre el poema: Hola mis amigos. Lo único REAL de este relato-poema, es el Jesús que mira.El resto es imaginación personal.Espero les guste. Espero comentarios de ustedes. Los quiero. De corazón.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 131
- Usuarios favoritos de este poema: Hugo Emilio Ocanto, Maria Hodunok., ALVARO J. MARQUEZ
Comentarios4
HUGO, BUENISIMO ESTA TU POEMA HOY Y CON TU IMAGINACION, NOS HACES VER LAS ESCENA COMO EN UNA PELICULA. CARIÑITOS.
Tu comentario lo caratulo de hermoso.Gracias María. Cariños.
Un relato en tu imaginación que pasa a todo momento en este mundo de karma, el arrepentimiento se le otorga al mas cruel ser que ha sido con su ser lo mas hermoso es si mientras estamos vivos paguemos los karmas y DIOS es el manantial de perdón y misericordia para con todos los que ya se empiezan a reformar muy bien planteado tu relato a muchos les servirá te lo aseguro
Mis aprecios
Hola Linda! Los pecados deben pagarse en vida. Dios con misericordia nos perdona, pero el pedir perdón debe sentirse de corazón. Gracias por leerme y comentar con tanta veracidad. Un enorme saludo recibe.
Excelente poema , desesperación y arrepentimiento trasmitido al leer
Me gustó mucho
UN ABRAZO
Gracias dulce Pepita. Un abrazo.
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