Siento que pierdo la batalla ante tu terquedad
Cada día todo es más oscuro,
Voy cayendo.
Me falta más el aire, la sal me quema los pulmones.
Todo es el silencio, la oscuridad, cuanta serenidad…
Ya no escucho olas ni gaviotas,
Siento mucho frío, de ese que cala en los huesos.
A lo lejos, las sirenas me llaman,
me prometen la Atlántida.
No debo escucharlas lo se, pero su voz es hermosa.
Nunca había escuchado algo similar.
Debo dejar de escuchar tu voz,
de escuchar tus mentiras.
No, no fueron mentiras,
sólo verdades momentáneas que prolongaron mi vida.
- Autor: ALFONSINA G. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de marzo de 2009 a las 20:30
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 341
Comentarios4
Esa venda que nosotros mismos nos ponemos para no ver lo obvio porque no es lo que queremos ver, sino lo que deseamos creer.
Mentiras disfrazadas de verdades.
Un saludo!
Sin autoengañarnos no podríamos vivir. Quizá las peores mentiras, las que más duelen, son las que nos contamos a nosotros mismos para no ver la realidad.
Saludos, Alfonsina.
Vestiduras que se usan y disfrazan a lo real. Buen Poema!.Cálidos saludos. Luz
Es muy cierto lo que dice el poeta Faeton, "Sin autoengañarnos no podríamos vivir".
Un abrazo con cariño querida Alfonsina.
Bonito poema, que pases un buen día.
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