Yo no quiero que me calientes los pies en la noche, me basta con tener frío el pecho al escucharte gemir. Me niego a estar en un fragmento de tu día, y prepararte la comida sin un poco de veneno, y me niego, rotundo como la muerte, a ser mitad de fruta y mitad caparazón.
No acepto acompañarte en tus peores días, mas en los días que prefieras, seré tu peor compañía. Yo no quiero entonces, saborearte como a un verano y escupirte por el sabor amargo de tu invierno en la cobija. Te amo pero no hay peros, te olvido, pero hay fotos.
Yo no quiero que me calientes la boca de tu ombligo de nuevo. Pues te extraño como gotera en precipicio, como faro que en la orilla se desnuda. Pues te extraño solo como por instinto, por encima de la piel, por debajo de la ropa.
- Autor: Diego Trujillo ( Offline)
- Publicado: 14 de junio de 2012 a las 20:35
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 62
- Usuarios favoritos de este poema: Hugo Emilio Ocanto
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