Hace mucho tiempo atrás, en un pueblo en las montañas vivía un hombre muy cobarde. Su nombre era Percival, él tenia una esposa a la que amaba mucho. Cierto día, Bella, la esposa, bebió agua envenenada de un estanque que había maldecido una malvada hechicera.
Bella cayó en un sueño profundo, quedando inmóvil en su lecho. Percival entristeció mucho, y decidió pedir ayuda a el hada de las montañas. Ésta le contó, que el único remedio para despertar del sueño eterno, era cubrir a su esposa con los pétalos de la rosa aterciopelada. El problema, era que Percival era muy cobarde, y para llegar a la rosa aterciopelada debería cruzar el bosque tenebroso.
El hada le dijo a Percival, que el secreto para cruzar el bosque, era enfrentar sus propios miedos. Entonces, el hombre tomo coraje y salio en busca de la rosa.
Cuando entro en el bosque, se estremeció. Un cosquilleo se adueño de todo su cuerpo. Pero recordó que todo lo hacía por su amada Bella. Comenzó a caminar y se presento ante él, una sombra negra, y de ella salían ruidos misteriosos. Enseguida se dio cuenta que esa sombra, solo era la silueta de un buho, que tenia problemas para respirar. Se acerco, ayudo al buho que estaba atragantado.
-Muchas gracias- Dijo el buo-Mucha gente corre asustada en vez de ayudarme.-
-De nada- dijo Percival.-Es que un hada me aconsejo que enfrentara mis miedos. Yo le temo a los ruidos misteriosos, pero quise enfrentarlo. Y fue ahí cuando me di cuenta que solo eras un animal en aprietos.-
-Sigue así muchacho, que con tu bondad y confianza, vencerás a tus miedos.- se despidió el buho.
Saltando de alegría, Percival siguió camino. Tal como el hada y el buho le dijeron, enfrento todo lo que le daba temor.
Después de mucho caminar, finalmente llego a la rosa de terciopelo. Corriendo fue a cortarla, pero antes de tocarla, apareció ante él, la malvada hechicera que había envenenado aquel estanque, del cual Bella bebió agua.
-¿Por qué?-Dijo la hechicera.-¿Por qué arriesgas tu vida por una mujer?
-¡Yo amo a Bella! Daría mi vida por salvarla.-Grito Percival.
-Para poder cortar los petalos de la rosa, tendras que darme algo a cambio.- Propuso la hechicera entre risotadas y gritos.
-Muy bien, ¿Qué quieres?-dijo el hombre.
-Podrás despertar a tu amada, pero tu corazón me darás.-
Temblando, Percival tomó los pétalos y se hecho a correr, tan tan rápido, que en cuestión de minutos, estaba junto a Bella. Cuando al fin estuvo junto a ella, la cubrió de pétalos y su amada despertó.
En cuanto a la hechicera, casi explotó de rabia. Porque se dio cuenta, que ella no podía quedarse con el corazón de Percival, ya que él no era su dueño. Sino que su corazón, desde hacía mucho tiempo, le pertenencia a su amada esposa Bella.
- Autor: Maisam (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de junio de 2012 a las 13:27
- Categoría: Infantil
- Lecturas: 181
Comentarios1
Muy bien elaborado tu cuento...
Abrazo de poeta amiguita...
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