Tristeza que con tu clavel exhausto
a mis albas tiñes de un vil ocaso…
−¡Para qué inflamar tu rudo gesto
si llegas con tal atrevimiento…
cargada del llanto inevitable,
a cegar de la vida sus cristales!
¿Para qué dar feroz argumento
a tu levitar tan soñoliento…
si naufragas hasta el más tibio firmamento? –
No galoparás infausta por mis huertas…
y de tu casa estrecha, clausuraré la puerta;
aún las almas se despiertan de la ruda piedra
como rosas que abiertas… ¡anhelan seguir su fiesta!
Aún la tertulia de los viejos sabios
incendia con su fábula, los campanarios.
Aún con febril carruaje, los entusiastas jóvenes
siguen raudos… la metamorfosis.
Y aún… de los niños y su rosácea quimera
con ala de oro vuela benevolente la estrella,
entonces... ya no te recuerdo... tristeza
me suena lejano el rumor de tu cadenciosa orquesta.
© Derechos reservados
Propiedad intelectual Lucero Moscoso
Bogotá D. C. Colombia
- Autor: Lucero Moscoso (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de junio de 2012 a las 23:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 78
Comentarios4
Oh pero que bello poema acabo de leer, que hermoso. Tiene usted mucha armonía en cada palabra de cada verso de cada estrofa.
Me gustó mucho mucho.
Le mando un cordial saludo.
Víctor Romero
Muy agradecida con tu càlido comentario. Un abrazo.
Bello poema. Simplemente hermoso.
Muy complacida con la calidez de tu comentario. Abrazos, agradezco tu tiempo dedicado a mis versos.
Simplemente tus letras son bellas
Abrazos
Gracias, por tu comentario complaciente. Te dejo un càlido abrazo, cargado de los mejores deseos.
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