Mujer, comparo tu cuerpo con el tallo
de una rosa llena de espinas
que, obstaculizarán
el camino que me llevará
a tus labios. Labios de panal.
Labios de los cuales brota una ferruginosa miel,
que llega a mis venas como ácido
haciéndome adicto a tu ser laico.
El sonámbulo lunático
declina en su lucha
cuando tu presencia falta.
Cuando tu ausencia es alta.
He cavado en el mar.
He naufragado en la tierra.
He caminado sobre las nubes.
He surcado el cielo del planeta
abstracto de las ideas.
He nadado en el fuego de la displicencia.
Y no me quemé.
Empero, sin mapa, sin brújula
no encuentro, no encontraré.
No llego, no llegaré
al interior de tu cuerpo.
Comentarios2
Bello poema de amor, nos recordaste que las rosas tambien tienen espinas.Un saludo
Hermoso poema a ese amor hasta hoy inalcanzable. Un gusto leerte.
Abrazos
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