Las náyades tiemblan en su entrega divina,
su alma impoluta se amarga al son,
su entrega a la ruina, es un canto de miedo,
y mi llanto a tu sombra, un grito de amor.
Pasadas las horas me abraza la angustia,
el tiempo del luto no entiende el dolor,
te entierro en mi alma, marchita de sueños,
y en tí a mi esmero, en tí mi canción.
Mis letras se guardan, la voz de tu halago,
el tono falaz, de tu risa y tu amor,
en fuego tu nombre, trazado en mi alma,
por siempre querido, mi angustia serás.
- Autor: Jazmin Victoria ( Offline)
- Publicado: 5 de julio de 2012 a las 03:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 96
- Usuarios favoritos de este poema: ☼ G U E R R E R O ☼, Trovador de Sueños ...y realidades.
Comentarios1
Hermosas pinceladas con dejos de tristeza y melancolía el que hoy nos dejas con tus divinas y exquisitas letras, un enorme gusto leerte.
Un cálido abrazo para vos.
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