Cuánto de grandes son los verbos,
cuan diminutas son sentencias y veredictos;
si por la culpa se perdieron hombres,
madres y padres, tíos y abuelos
no existe ley ninguna
capaz, de equitativa dar condena,
de valer como justa, y restaurar la paz
eludiendo la sed del rencor: la venganza,
que plaga los bancales
de odio y calaveras.
Difícil se prevé
la absolución para aquellos delitos,
bebedores del fuego incandescente,
cuales dejando hogares malheridos
negáronse al resquicio
de observar; actuaciones indulgentes.
Aquellos delitos
que faltos de escrúpulos;
atroces esquivan
el posible indulto,
al premeditarse
lejos de locura,
con ese interés;
fiero y egoísta
que saca partido.
*** *** ***
Envueltas están en la hora reflexiva,
alternantes confesiones enlazándose;
alaridos tormentosos con muecas divinas.
Convocando pasajes;
pasados con celeste matizado,
o irrupciones fatales que invocaron
sucesos demoniacos.
Redención complaciente de certeras respuestas,
con rostro de dos caras, billete de ida y vuelta.
Las mismas confesiones que fielmente,
pactaron con la tinta de escritura,
regalándole su preciada alma y los dominios de su espíritu,
y hasta la motricidad causante del movimiento de su boca.
Confesiones que, sinceras,
incorruptibles, se honran en ser pretendientes,
de la diestra y liviana pluma,
del entender que se posiciona
en la didáctica lectura,
cual remueve su cuerpo
por el salón de espejos donde se halla
la miel diversa de milenaria verdad,
de los hechos dantescos; convulsiones.
Donde se instaló también el raciocinio,
e incluso la incoherente potencia de la irracionalidad
dispuesta, en el animal instintivo y grotesco,
que jamás dejé de ser.
Pretendo alcanzar,
y poder regalarle a mi conciencia; vigor.
Igual que al ventanal de mis parpados;
que fatigados se funden marchitos,
desleídos dentro del interrogante del paso vencido;
y mitad despiertos, medio dormidos,
atisban las luces de alarma o voces de alerta,
aconsejados por un yo desnudo,
llegado desde orígenes profundos.
Y es entonces que...
la visión de mi mismo pierde fuerza,
y se deja llevar a la hora de
atender a suspiros
acuáticos
y a rumores de hojas y ventisca.
Parpados cuales cayeron pero tantas veces se levantaron.
Parpados zarandeados; victimas del remordimiento.
Prismas filtran las perspectivas.
De la comprensión soy docente,
y posiciono objetando insistente,
para en dicha introspección conseguir por fin;
desbocar el agua de mis hielos,
deshacer mi esencia por corrientes,
y así llegue a reconocerse mi frágil roca;
como guijarro saltimbanqui
recostado en el ámbar de una cueva,
en alta y extensa cordillera,
que al recorrer espacios se transmuta.
318-omu G.S. (Bcn-2012)
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Autor:
omu (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 6 de julio de 2012 a las 16:21
- Categoría: Sin clasificar
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