Menguante luna de mi alma,
se acantilan las cuerdas de esta brida,
engrillando las cadenas de mi garganta.
Esta arena de arequipe quedó sin huellas
Y todas las alas fundieron su horizonte de hielo,
Derretido el cauce de tu silencio, arrastró
Las algas desmayadas sobre un sueño.
El viento encendió las jarcias antes de zarpar
las velas quedaron arrugadas sobre el desvelo.
Me quedó grande el mar, el timón de marinero,
Las estrellas se volvieron jeroglíficos,
Y las pirañas se comieron corazones,
Donde tatuaste en mapa y esperanza el norte,
Entonces... mis ojos se perdieron.
Tu giro dejó en estela tu rauda espalda,
Que quebró la composición de un suspiro,
Altar en llamas cautivas esculpiendo cirios,
arqueóloga voz desenterrando mis penas,
Me volviste ídolo bruñido de luz exigua,
Que no alcanzó a cubrir las pestañas de su sombra,
Voraz el manto insomne de vuelo amilanado,
Dejas los retazos de un mar azogado,
Ahogando las albricias en promesas de terciopelo,
Que se aferran a una cita en la vorágine de lo incierto…
Para curar las grietas con luces que quedaron en débito!
- Autor: chrix ( Offline)
- Publicado: 13 de julio de 2012 a las 04:47
- Categoría: Amor
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: Shalom Ferrin
Comentarios2
muy bonito,gran viaje.
Dejas los retazos de un mar azogado,
Ahogando las albricias en promesas de terciopelo,
Que se aferran a una cita en la vorágine de lo incierto…
Para curar las grietas con luces que quedaron en débito!
Gracias estimado!, un gusto tu grata visita y tu mirar que acompaña sincero y atento! Un abrazo.
Creciente estandarte:
¡Apiádese de mí su boca, bríndeme un beso en los nudillos de la tierra!
Estremecedor, amigo, le sigo aún, le sigo hasta el "débito terciopelo".
Su Madame Shalom.
No me deje apagando cerillas en mis yemas para tener un poco de luz, y no escribiré así!
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