Todo es culpa de Camus

El aprender  siempre precisa del error, quizás como un momento de lo que será el proceso complejo, siempre y cuando este nos sirva como puente(ya que un puente mirando al sur sería ridículo).

 Desde chicos aprendemos y nos aprenden, con  caras, palabras y tiempos. Pero por sobre todo,aprendemos entre juegos para la vida la lección fundamental, aprendemos a fingir y a ser fingidos.

 Sin la intención de un juicio de valor sobre esta ficción intrínseca del hombre, sino de convivir con su existencia, debo jurar que en la eterna paleta de sensaciones absurdas, por las cuales necesariamente debemos embarrarnos, quizás la más desconcertante de todas sea el tener la fija idea de que fuimos estafados, sin vislumbrar o incluso querer una soga para salvarnos de esa insensatez, que las personas huérfanas de lógica llaman enamorarse.

Un aprendizaje imposible y una ficción insalvable, en definitiva todo es culpa de Camus.