Soledad.

Mi soledad se ha disfrazado de mujer,

de una mujer que le gusta romper en llanto,

que le fascina la tarde perfecta

y los hombre imperfectos;

Mi soledad es una metáfora;

hálito de la brisa nocturna,

con cabellos largos como distancia,

con labios que destilan mirra,

con un cuerpo donde cabe cada tristeza mía.

Mi soledad es desnuda, pues sabe que su ropa

sólo mancha la inocencia de su piel,

y por más frío que respire el cielo

no teme a salir con el alma descalza.

Somos tan honestos cuando nos amamos,

cuando en tantos destinos, decidimos caminar

sin razón alguna o verdad absoluta

(o esas promesas eternas de amor

que ahora están tanto de moda)

Y nos repetimos incansablemente en un mismo sentido

que mucha falta le hace a la vida.

(En el vacío de uno que otro invierno,

le da por quitarse el disfraz y ése amor

que tanto construímos en silencio

también hace ruido al desplomarse)