Con ayuda de un Mario inspirador
avanzo por caminos intrincados,
consumidos, incendiados, inflados,
perdidos... pero, al fin, míos.
Hay en mí más necesidad de volar
que de entender a los desentendidos.
Quiero más andar mis mundos invisibles,
perdidos... pero, al fin, míos.
¿Qué sentido tiene seguir siendo yo
cuando hay tantos que pueden serlo?
Quiero ser tú y nosotros y mis sueños...
perdidos... pero, al fin, míos.
¿Dónde irán tantos versos que no escribo?
Tantos pensamientos en desorden,
irremediablemente extraviados,
perdidos... pero, al fin, míos.
Egoísta, autómata, perezoso,
burlador con ansias de sevillano,
dueño de mil problemas, unos claros, otros
perdidos... pero, al fin, míos.
Amar en mi propia defensa,
amar en mí tantas personas,
tantos locos, sicópatas, amantes,
cantores, actuantes,
rayadores incesantes de papeles de mi vida,
tozudos poetas
y otros muchos papeles que juego,
y aún así los amo como defensores míos...
defensores perdidos... pero, al fin, míos.
22/05/2012
- Autor: CamiloS ( Offline)
- Publicado: 29 de julio de 2012 a las 14:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 65
- Usuarios favoritos de este poema: donde nace el sol, huertero
Comentarios1
habría que peinarse un poco para a foto........
Jaja, para peinar a Strindberg hay que volverlo a hacer. Gracias por leer el poema y gracias por comentar 😉
Cuando se tienen veinte años, uno cree haber resuelto el enigma del mundo; a los treinta reflexiona sobre él, y a los cuarenta descubre que es insoluble..........Strindberg
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