Canto a la noche

Vi noche,
como te desbarrabas a la cólera
y te desquitabas lleno de furia,
entre relámpago y relámpago
reposabas tus manos en el aire,
entre disparate y disparate.

Vi como las estrellas, te miraban inocentes
silenciosas, apenas relucientes
temerosas, hechas humo por el odio que expandías.

Y después vi, como te volvías
 sonreías, como niña atrevida
estabas envuelta ya, de luz
tú fiera luna apenas se veía.

Y así fue noche, noche encolerizada
todas las penas las sufrí contigo
me desquite bajo tus sábanas azules
pise los charcos que tu lluvia nos brindaba.

Ay! Noche, tu fuiste testigo y vividora de mis deseos
Ay! Noche a veces de aventura, a veces de lamentos.

Ay! Noche, tu luna blanca jamás me abandonó
cuando caminaba solo por las calles angostas
y mis lágrimas brotaban como manantial de agua bendita
como cascada, como lluvia en pleno invierno.

Entonces incline mi cabeza, y mire tus dulces estrellas
tú sabes que me viste con los ojos llorosos
con el rostro desaseado, sucio, sin alegría
lleno de surcos y repleto de melancolía.

Ay! Noche, como me atrevo a decir que te olvidarás de mí
si te veo en cada día, y hasta en la mañana, parece que estuvieras aquí.

Ay! Noche te amo, porque en ti la conocí a ella.

Ay! Noche, no sabes las palabras que te decía
que le encantaba tu brisa, tu terso cielo
tus risibles estrellas, con las cuales sonreía
y la luna que le daba el brillo a sus ojos color crema.

Ay! Noche, por qué nos dejo, si dijo que nos amaba
Por qué convirtió el mar en recuerdo que no se olvida
Por qué nos dejo con este recelo que nos amarra
a la desesperación, y odio a su lejana sonrisa.

Ay! Noche por qué, escogió al alba.