Estoy solo,
alejado de la mano divina.
En este mundo de pesares y sufrimientos.
Solo.
Como aquel pequeño copo de nieve
que cae sin cesar.
Dejándose llevar.
Abatido por la tristeza.
Resignado a esperar
su tétrico pero reparador final.
Solo.
Esperando el retorno a mi ancestral morada.
Esperando la venida de la siniestra cosechadora.
La llamo:
"Oh, sombra reconfortante,
portadora de la poderosa guadaña mortuoria,
ven pronto a buscarme.
Libérame de esta prisión.
Llévame a mi hogar celestial".
Así la espero.
Debiendo resignarme.
Debiendo esperar mi tiempo,
aunque pasen días, años, meses...
Abatido en este mísero cuerpo.
Cansado de tanto luchar
contra la estemplanza,
contra la soledad,
contra el mundo.
- Autor: Frater Gardien (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de agosto de 2012 a las 02:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 52
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Amelia Suârez Oquendo
Comentarios2
Amigo Gustavo has escrito un hermoso poema que dice mucho de tu genialidad artistica y literaria.
Saludos
Bellas letras, amigo poeta. Un placer haber entrado en tu espacio para disfrutar de este exquisito poema.
Un abrazo.
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