Te posas como la golondrina
En un balcón de esperanzas por el que cuelga mi cabeza
Mirando el abismo del nadir en su extensión
Llegas, con tu mirada que resplandece en los colores
Y te dejas caer sobre la oscuridad del universo
Entre tus ojos hay un misterio inacabado
Cuelga, de tu cuello el rosario imaginario
De cuentas brillantinas que reúnen
En su constitución cada beso que tienes en la boca
Cada misterio que te sale por los ojos
Y se impregna, seco sabor a mar.
Bendito sea tu cuerpo amarinado por el sol
Que te baña cada mañana cuando huyes dejando
Tu perfume
Bendita, tu forma de caminar
Bendita tu extraña mirada matutina
la armadura, que cargas
Bendita tú, entre las que son benditas
Y tus pies cansados de tanto caminar
Y mis labios cansados de buscarte en la soledad
Y el tiempo aparente en el que no estamos
Esa vereda que se adorna entre el silencio
Es el perdón de los culposos que te miran
Siempre es de noche, cuando tus ojos
Se clavan y desarman
Siempre es de noche
Que te sigan los aires del sur en donde no sopla el viento
Y que no te miren los ciegos, que te pase por alto el mendigo
El vagabundo poeta, como yo, que te mira las piernas
Y te salves, sirena o dragona alada
Que tu alma te salga de entre tus senos
Y entonces podamos vernos a los ojos, y comernos.
Un momento basta
Nos convoca la muerte a un duelo.
He querido verte
Mirarte en un vacío
En el pozo de las aguas turbias del destino
Te he visto mirar en el olvido
A la idea que despides con tus ojos llenos de esperanza
Eres golondrina, pajarillo que se posa en el balcón y me deja
Me deja ensimismado y no conozco nada, no he visto nada
Y son tus mejillas
Quizá tus ojos
Tal vez tus besos
El latir de tu corazón dicta mi ritmo
Mi tiempo, mi segundos de vida
Las respiraciones que tengo.
Y si te callas, me callo
Y si caminas me detengo
Si te ríes, me cautivo
Y si te mueres, vuelve el silencio.
Y entonces me quedo con la cabeza colgando
Por el balcón del universo, y te miro caer
Y no tengo brazos, no puedo detener tu descenso.
Pero sigues aquí, tu alma, sigues aquí libre
En mí, en todo, sigue el ritmo, tum tum
Y sigo respirando, te ocultas al otro lado de mi espejo.
- Autor: Quetzal (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de agosto de 2012 a las 02:13
- Comentario del autor sobre el poema: Un poco de mis odas a Huidobro...
- Categoría: Amor
- Lecturas: 130
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Preciosa y encantadora oda, mi estimado.
Saludos.
Una bella y hermosa Oda amigo Quetzal
Un fuerte abrazo.
WAOOO UN BELLO ESCRITO UNA ODA HERMOSA...BESOS
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