Dejé mis besos sembrados en tus labios, con raíces tan duras como recuerdos. Escupirlas, mujer, no puedes, así que trágatelas y llora, que no crecerán ramas en tu vientre.
Fuiste el error preciso, la enseñanza muda, el carmín oscuro, la mujer más tonta. Y yo que Perdí mis huellas de tanto acariciarte. Y yo que busque en tu círculo el rincón perdido.
Pero mientras te resignas a dormir en sábanas que ni te hablan, una luz espera para apagarse mientras te desvisto. Y que después de un terremoto de almas, tendamos la cama y lloremos de miedo.
Y aunque las ramas nos unan somos raíces distintas. Tú, por mirar tan dulce cuando me hablas. Yo, por hablar contigo dominado por una lágrima, que rebelde se niega a saltar de mi mejilla.
Diego Trujillo
- Autor: Diego Trujillo ( Offline)
- Publicado: 19 de agosto de 2012 a las 15:48
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 123
- Usuarios favoritos de este poema: gaiasolviento, LeAnDro silencio es salud en soledad, Poemas de Pepita Fernández, Tizzia Holwin
Comentarios2
PRECIOSO , DIEGO , ME GUSTÓ MUCHO , DESTELLA EL SENTIMIENTO CUANDO LEEMOS
UN ABRAZO
Y aunque las ramas nos unan somos raíces distintas.
Que poderosa frase. Diego... Me atrapaste.
Poderoso poema y además hermoso.
Te abrazo
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