El semillero de una burla, la tosquedad natural
la suma de los tres números de diversidad hueca
hacen una unidad de elementos reacios y sin idea comprensiva,
una demora artística en la identidad aniquilada.
Es claro el objetivo de esta superficie frágil
recalcar la doma de las normas fundamentalistas
encartonadas por la involutiva manera de
ver las consecuencias de sus aseveraciones
erróneas, limitadas, invariables, negativas;
pero, se cree que el subjetivismo es suficiente
para demostrar la variación de ideas en utopía,
una fórmula antigua donde se grabó y tal vez
siga grabándose la ciudad y las historias
la sociedad y las viñas, casi invariable,
en este momento sideral, dos de cada santidad
y número infinito de boca alevosa
que adormita las nucas y pone tildación en
carteras sin cerradura, carente de sentido creador
vulto, vulgo, soltado, somero, adelante y atrás
arrimando la edad de piedra en la esquina de una
pared cíclica ý cangreja ciega, que suena ÿ cumple
con rectas muy reglas, los delitos y la presumisión
lamentablemente dislocada, colmándose de errores
de mazmorras elitistas animadas en la retina de
la cuadriculada conjunción de transparencias sucias.
Una legión se daría por completo tapando
pestilencias remanentes, inconclusas, obcecadas
narrando con moldeable redundancia la exquisitez
de una probable moda cerda que evita los ojos
las asperezas de una cualidad que requiere de probada espiritualidad,
como cura del vicio tan hediondo.
Culpable de todo, ese,
el de cuatro extremidades verticales y
paralelas a su integridad física,
reparada con cruces y granito,
en macerados de burla y socialdestreza
en el soliloquio de dolo y ruina,
que no cambia su forma para el bien, sino
mortifica su sadismo con elegancia perturbada,
con la maestría de años
en las cavernas de olor delicioso,
de suavidad al tacto, de incivilizada condición,
naviero indocto,
por su conducta mala correpción.
Burdiera* radical,
calamitosa dirección en relinchos
que el híbrido no cuadró, no delimitó
ni ensillaron; no cargaron nunca rápido
malinterpretando la muda de actos;
el reloj, un tiempo de impaciencia
durmo no hundo, pático, más sonoro,
ni flagelazos, en un lomo de cientos,
en una espalda de miles,
encima de vértebras complejas, elaboradas
¿cuántos?, pues un millón...
- Autor: centinelagris (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de agosto de 2012 a las 10:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 474
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
El semillero de una burla, la tosquedad natural
la suma de los tres números de diversidad hueca
hacen una unidad de elementos reacios y sin idea comprensiva,
una demora artística en la identidad aniquilada.
Un hermoso y enrevesado poema sociopolitico de altura y fuerza poetica.
Saludos de amistad amigo Centinelagris
gracias, es en verdad muy bueno estar acá, un abrazo
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