Atravieso un viento desnudo
se ha demacrado en la ventana
como rodaja de pelo a contra luz.
Bandera de cima silenciosa y árida
nube llevando desolado fugitivo
se ha precipitado solitario
hacia el balcón desterrando el ocaso.
¡Cuanta lágrima se escarcha en la ventisca!
casi en vilo sobre el vértigo laberinto
de mi cara
caen y se vuelven partículas: descaman al silencio.
Dialogo y delibero éste clima de inútil ausencia
retratada en mis labios.
Él usa una mascara intacta por las viejas calles
él usa un páramo fértil y reza por las esquinas
de arista volátil y de jugosa cavidad sin voz. . .
. . .y también usa una cáscara carcomida que trasmuta voluptuosa
tan voluptuosa como su vestimenta sin equilibrios.
La verdad gime sobre el insomnio denso.
Y es que ahí estoy con mis ojos nuevos
porque heredé a tientas la tierra de mis pasos
y una cacería de voz en ésta boca de arena.
El molde hueco de mi pensar mundano
se desliza por los bolsillos
al norte
al sur
hacia el cinto tembloroso del pantalón
y los cuatro puntos cardinales de los vientos.
Cabizbajo, camino y camino
y se me amotina en mi pañuelo insólito
atraído por la muchedumbre insoluble
de que no es nada
solo ésta terraza nocturna de mi casa. . .
. . .Pienso lo insípido que es el umbral de mi pensar. . .
Que ya no existo…
que sólo soy un milagro
ánima de miel con pupilas de harina
hacia el pecho ávido en que hirió la aurora
aurora en que renací. . .
Vaho de lana friolento
y pomada de acetileno y mejilla de invierno
y de abeja blanca con su aguijón sonoro
que entró por la rendija del alma.
He resucitado para leer al hijo del tiempo
al breve pulso de sonidos y de antiguos signos de cada gesto.
En la mímica: se me descarna lo inexplicable
y entonces contemplo el cauce de la piedra
ella llora perfidias hundida a dos metros
bajo la pisada inerte de la penumbra.
No es el oráculo ni el enigma de la luz
no es el polvo pulido del viento
es la costra y paño de un cuerpo usado
vejestorio en su resequedad sanguínea.
Al reverso de éste cuerpo ingenuo
tea jeroglífica, espectro que finge.
He pasado con la espada y he vencido
con el silencioso manto de las tempestades
la sal de mis lágrimas ya me cubre de musgo
y existo en mi aliento deshabitado
como una profecía mistificada.
Cierro la puerta de los presentimientos
y coso con la aguja la tela de los porqué.
Y nuevamente mis labios hacen promesas permanentes
savia torrente y saeta.
Soy viejo ático de la noche
con el obscuro marco de los dedos
como membrana de sol que se ha movido por el instante
imantado por el brote del suave estío (aire y desvanecimiento)
cuando me inclino con el viento.
¡Porque soy libre y comparezco con las evocaciones
porque estolón soy, prado, andrajo, heredero de esencias
y aquel fresco adorno que guardé en la memoria
avaro, albacea en que destilo ésta visión de torvo invierno!
En fin… el aroma del ornato no se pierde
se esparce en mis papeles embusteros
anciano que rima la bondad de los gusanos.
Ellos están aquí con la pluma a deshoras
en la hoja de los jardines
sobre el tallo de la primavera
de ésta piel y su latido.
Han sido los pensares de callada abreviatura
cabalgan en mis cabellos cabizbajos
pasajeros con el traje de preguntas
son los hallazgos en la vasija de mis pensamientos.
Bernardo Cortés Vicencio
Papantla Ver, México
- Autor: bernardo cortes vicencio ( Offline)
- Publicado: 31 de agosto de 2012 a las 13:15
- Comentario del autor sobre el poema: Muy de mañana el mazo de mi pensar se vuelve ordinario y me imprime una lluvia de aliento en que cavilo puntual bajo la sombra del lago que me refleja (hay una grieta de media luna en el ventanal) y estoy absorto en el vaivén de mis pensares.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 119
- Usuarios favoritos de este poema: DAVID FERNANDEZ FIS, Winda, AmandaAckermann, Giovanna Castellanos
Comentarios2
hermosa reflexion de los melancolicos ayeres, un ritmo excelte y una elocuencia que da imagenes bellas. hermosas metaforas, saludos.
Hermosas letras que retratan la melancolía de tus ayeres, me dió gusto visitar tu espacio y disfrutar de tu poema.
un abrazo
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