Mirando las dolientes, cicatrices , que surcan,
La tez palida de Hecate, que inmutable calla.
La noche, dedica los guiñapos de su ser,
A honrar, la blanca piel, de la luna aciaga.
En tenue abrazo, que étero, apenas tangible;
Artemis, impasible y callada, a secas ignora.
Cual esclavo, que en inocuo sigilo,
Contempla, de su ama desnuda,
Aquella piel de incolora pureza.
Y con el alma inerme,
A mirarla, a los ojos renuncia;
Temiendo, que los propios,
Cual ventanas francas, desvelen
Su probo corazón, emancipado.
Y así,
Muriendo de dia y viviendo de noche,
El oscuro centinela, suspenso, renuncia,
Al anhelo falaz, de sanar, de su amada,
Las blancas cicatrices...
- Autor: Varas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de septiembre de 2012 a las 02:11
- Comentario del autor sobre el poema: Muy buenas noches, esta, se podría decir que es la segunda parte del poema 'Luna y noche' Es digamos una conclusión, a falta de un termino mas acertado. De antemano, muchas gracias
- Categoría: Triste
- Lecturas: 53
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, DAVID FERNANDEZ FIS
Comentarios1
Mirando las dolientes, cicatrices , que surcan,
La tez palida de Hecate, que inmutable calla.
Un placer leerte amigo Varas
Genial Poema
Saludos y amistad
Es, muy alentador tener un admirador como usted señor mio.
Y agradezco infinitamente sus valioso comentarios.
Suyo afectisimo
Varas
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