Una ráfaga nativa hija aborigen del cardo se despega de los postes humanos
en letras celosas, en agua salobre que bordea los cordones umbilicales.
Esencia nativa desesperada espera emulsionada, dentro hay diapositivas,
de su propio movimiento que la lleva a la deriva en un ángulo metálico biselado.
Insolente vereda aristocrática se peina con el soplo de una ortiga desfachatada.
El peregrino no se detiene advierte que no posees los sellos de la pasión.
Una húmeda pisada es arrancada de una baldosa elegante.
Petrificado recio ciclope ya ausente de lados aguarda perturbado algún mensaje de aliento.
El sol de la mañana destapa su dispersión. Sus huellas se perpetúan en cada amanecer. Ella abrazada al metálico sumidero esperando de allí suspiros de él.
Extrañas siluetas en torno al piso y a sus palabras disparadas a la nada… aun dan vueltas en la sutil mirada de los transeúntes...menguada mañana.. Llueve de nuevo.
- Autor: Carlos Casagemas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de septiembre de 2012 a las 06:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 64
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, El mismo de siempre, meryan
Comentarios2
QUe hermoso y melancólico Carlos.
Saludos
Geniales y bella prosa literaria llena de garra y poder poetico.
Un placer amigo Carlos Casagemas
Saludos y amistad
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